lunes, 12 de junio de 2017

VIAJE A SEVILLA

                                                          VIAJE  A  SEVILLA                                       Del 9 al 11 de 2017


                          Salimos de Lorca  a las 6.30 de la mañana un grupo de socios de Amigos del Museo Arqueológico de Lorca, en un magnífico autobús. Paramos en Loja, provincia de Granada, para desayunar y recordar las veces que en mi época ecijana nos deteníamos a comprar sus famosos rollos de azúcar. Llegamos a Alcalá de Guadaíra (hay que fijarse en el último acento que si no los del pueblo se enfadan) a ver el castillo medieval (s. XIII), situado a cierta altura sobre el río Guadaíra, de trazado almohade y flanqueado por 11 torres. Los principales elementos son: el patio de la sima, el de los silos y el Alcázar Real. Éste último aparece defendido por un foso excavado en la roca y un potente muro con troneras. Fue el palacio que el rey Alfonso XI le regaló a su amante  doña Leonor de Guzmán. Además de la puerta principal está la pequeña puerta de Sevilla o de la traición, última vía de escape en caso de situación extrema hacia la zona más escarpada de este alcor, y con vistas a la ciudad de Sevilla. Desde el patio de la sima se accede al  de los silos por una torre en recodo como la del Porche de S. Antonio de la muralla de Lorca.
    La ciudad de Alcalá de Guadaíra se llamó de los panaderos porque surtía de pan a Sevilla además de agua. Aquí comimos ya derretiditos de sol ( 39 a la sombra) . Cuando esperábamos un gazpachito  fresco o un salmorejo nos colocan un potaje de bacalao con garbanzos humeante. Para reírse por no llorar. Y a continuación pollo al horno con patatas. De postre dulce. Salimos de allí a buscar una heladereía como locos, pero era la hora de la siesta y estaba todo cerrado. Hubo quien encontró abierto el Ayuntamiento y se refrescó en las escaleras de mármol. Tardó su buen rato en recogernos el autobús porque no podía circular por el centro del pueblo, y había llevado a un grupo de los nuestros a una excursión programada a la ribera del río para ver unos antiguos molinos de agua. El resto nos quedamos en un bar a tomar un refresco. ¡Cómo volvieron los del río¡ No querían ni contarlo.
  Al entrar en nuestro hotel sevillano comprobamos que se merece las 4 estrellas. Descansamos un rato y quedamos mi amiga Ramoni y yo con tres parejas para, en dos taxis, ir a cenar al centro pues el hotel dista de la catedral casi 4 kms. Empezamos con un paseo por la calle de las Sierpes y las de los comercios a una hora  de mucha afluencia de público. Durante el trayecto en el taxi pregunto por un enorme palacio con banderas sugiriendo si sería el de la Junta de Andalucía. Pero mi amiga me dice que no , que piense. La cena a base de tapas estuvo bien y refrescada por vapor de agua que soltaban desde los toldos. Algo refrescaba . En el viaje de vuelta le pregunto al taxista por el palacio y me confirma lo que yo había dicho. Era el Palacio de S. Telmo que alberga la Junta de Andalucía. Mi compañera se enfurece con el pobre hombre por haber descifrado el secreto porque ella quería explicar la historia del edificio. Bastante cansada dormí con el aire acondicionado  toda la noche.
    El día siguiente era sábado 10 de junio. Desayunamos en el hotel y en autobús hacia el centro empezamos la visita   A PIE  (con un terrible calor que rondaba los 40) para visitar el palacio de los marqueses de Algaba, edificio nobiliario del siglo XVI que guarda un museo mudéjar. Seguimos hacia la catedral a la que pudimos acceder tras una larga cola de espera pues la ciudad estaba llena de turistas de todos los países y continentes. En el interior todo aparecía preparado para la fiesta del Corpus incluso el tablado donde bailan los Seises (que ahora son 10). El edificio es gótico menos la Giralda (s. XII), minarete de la antigua mezquita de 96 m. de altura. Antes de sentarme hago un ligero recorrido, me hago una foto delante de sepulcro de Colón que sujetan cuatro indios americanos que lo transportan a hombros (s. XIX) y me siento a descansar con Ana María que lleva las piernas mal por la ciática. Me cuenta que era amiga de mi hermana Pilar porque iban al mismo curso del instituto.
    Comemos en el restaurante "El cabildo" lógicamente muy cerca de la catedral. Pero pronto a correr calles. Pasamos por delante del Ayuntamiento, bello edificio renacentista, por la Seta, nombre popular de una puerta de diseño ultramoderno, hasta llegar a la iglesia colegial  del Divino  Salvador. Fue una auténtica salvación porque había ventiladores, a una hora en que se superaban los 40 grados. La iglesia se asienta sobre una mezquita ( s. IX) sobre restos visigodos y romanos. Se considera un tesoro del barroco sevillano. Es el barroco del barroco. Las vidrieras son posteriores, regalo de los duques de Montpensier (s, XIX).  Después nos dirigimos al palacio de Las Dueñas que tanto nos recuerda a Machado y nos detenemos en los jardines con el patio de sus limoneros. Recorremos la salas donde hay tantos recuerdos de la duquesa de Alba, Cayetana, que pasó allí sus últimos años. 
     ¡Qué tarde de calor ¡ Cuando llego al hotel, me ducho, me pongo el camisón y me niego a salir. Me como algunas cosillas que me traje y a descansar. Mi compañera se baja a la cafetería a tomar una copa con los amigos. En esos momentos recibo la llamada de mi amiga Pilar de Écija diciendo que no ha podido ir a verme porque ha estado en el hospital pues el marido ha tenido fuertes dolores de ciática. Quedamos en dejarlo para el siguiente viaje en otoño.
      El domingo lo iniciamos con la visita al palacio de la condesa de Lebrija del siglo XVI pero remodelado en el XIX. La estructura del edificio es el típico de las casas señoriales sevillanas: un conjunto de amplias estancias, una sala central, todo ello organizado en torno  a un gran patio central y un jardín interior. La condesa era una gran coleccionista  y adquirió un gran mosaico romano de entre el siglo II o  III  de Itálica  que luce en el suelo del patio principal, donde también admiramos una escultura de Atenea, la Minerva romana, diosa revestida con casco y en el peto de la armadura la cabeza de la Gorgona Medusa. Muy cerca , en el mismo patio, una venus de Antonio Cánova de 1913 que no corresponde a los modelos romanos de venus púdicas sino a las de las "bellas nalgas" porque solo cubre su desnudo con el peplos por delante. En la escalera un gran tapiz flamenco con la historia de David fabricado en el siglo XVI. Comimos de camino en Alcalá de Guadaíra y llegamos al anochecer a  CASAAAAAAAAAA.