¿Influye el lugar en la fratria?
Siempre me ha interesado lo que la gente dice del segundo hijo, como yo, y para asegurarme he buscado en algunos psiquiatras lo que hay de científico.
El primero que defiende la "Birth order theory" haciendo especial hincapié en el segundogénito es Adler, uno de los discípulos vieneses de Freud, y como él, consideraba importante las experiencias de la niñez. Aunque el primogénito le parece el más inteligente (más de la mitad de los Premios Nobel han sido primogénitos), encontraba al segundo menos susceptible de cansarse de aprender. Y aquí entro yo, me gusta aprender cosas nuevas. Aseguraba que "solemos" ser más independientes y más inconformistas pues el primero es un rival de peso (tiene toda la razón). Se dice que el segundo es más creativo( entre pintores, literatos y artistas ha habido más segundogénitos) y que frecuentemente se esfuerza en ayudar a los más débiles. Bien. Creo que Adler es el autor de la teoría del "príncipe destronado", el nacimiento del segundo hijo causa los celos del primero. Vuelvo a intervenir yo. Nos contaba mi madre que cuando nací mi hermana se puso enferma y el medicó le diagnosticó celos de la hermana recién nacida. Este psiquiatra afirma que esos celos rara vez desaparecen a lo largo de la vida. Algo de verdad puede haber ahora que recuerdo algunas anécdotas de nosotras ya mayores.
Sobre la autoestima Adler decía que cada individuo tiene una opinión acerca de sí mismo: "Creo que al cambiar nuestra opinión de nosotros mismos también podemos cambiar nosotros". Palabras de Séneca : "Omnia ad opinionem suspensa sunt". ¿Crean los individuos sus propios estilos de vida?
El orden de primogenitura era aún más importante en las familias antiguas tradicionales. La particularidad del segundogénito rebelde lo encontramos en la Biblia en la historia de Esaú y Jakob. Este se la compró a su hermano por un plato de lentejas. Otro buen ejemplo es el de Napoleón que era el segundo de los hermanos.
Kevin Leman, psicólogo y autor del libro "Birth order book", sostiene que el segundo hijo, por estar en medio, tiende a ser gran negociador y habilidoso mediador. A esa también me apunto, en mi caso entre la mayor y el pequeño. Otras cosas más, muy leal y tiene en gran estima a sus amistades. Esta también es buena, jaja.
Hay quien no comparte la teoría de Adler de que el segundo hijo consigue más logros y quien como Frank J. Sulloway del Instituto de Investigación Social y de la Personalidad de la Universidad de Berkeley (Clalifornia, EE.UU) lo considera el más inteligente. Un hurra a Frank.
En Noruega se ha hecho una experiencia con 250.000 reclutas de entre 18 y 19 años cuyas conclusiones ha publicado la prestigiosa revista "Science", que denota que el CI del primogénito es 2,3 puntos por encima del segundo, y este aventaja en 1,1 puntos al tercero. Y me pregunto yo ¿qué CI tendrá el décimo?
Lo mejor es mirar a nuestro alrededor y observar. Vemos que en unas familias destaca el primero y en otras el segundo o el tercero. Así es que me quedo con lo que dice un estudio de 2015 realizado por los psicólogos de la Universidad de Leipzig (Alemania) que contradice todas las teorías anteriores y afirma que el desarrollo de la personalidad está menos determinado por el papel dentro de la familia de lo que se pensaba:" Tal vez el orden del nacimiento afecte un poco en el desarrollo de la personalidad pero eso no lo sabremos en su totalidad hasta conocer otros detalles del entorno, no hay que olvidar tampoco el papel de los padres para con sus hijos". Aquí vuelvo a intervenir, a mi no me hacía caso nadie, mis padres pendientes de la mayor porque padecía de asma y de la pequeña porque era un bebé que necesitaba cuidados. Menos mal que se vino a vivir con nosotros una tía que me dedicaba toda su atención.....hasta que se casó y se fue. ¡Qué trauma¡ Pasado el viaje de novios me fui a vivir con ellos una temporada.
No sé si por reacción yo era muy protectora con mi hermana pequeña, la llevaba al colegio de la mano, y hasta un día me la llevé a la playa en Almería a coger caracolas (la playa distaría más de dos kms. de mi casa y tardamos bastante en volver. No llevábamos reloj y , a la vuelta, después de horas de búsqueda, recibí una buena paliza con la zapatilla de mi madre. Yo debía tener seis ó siete años y mi hermana cuatro o cinco. De mayores me pasé todo un verano dándole clase porque había suspendido la reválida de cuarto. Aprobó y mi padre me compró un reloj.
He leído que se forja el carácter en los siete primeros años de vida, pero siempre había pensado que era en la adolescencia, en el instituto (entre los 9 y los 17 años) y que en cuestión de éxito en los estudios cuenta mucho la voluntad, el ambiente familiar y hasta el novio, claro que yo no soy psicóloga.