MEDITANDO...
Hace unos pocos días conocí a una mujer, Cornelia, que habita en uno de los muchos universos paralelos y nos hemos hecho muy amigas. Ella me manda correos electrónicos por un dispositivo nuevo que yo diría futurista. Me cuenta Cornelia que, desde que lee libros de psiquiatría, le ha dado por la meditación porque los psiquiatras lo consideran un ejercicio muy bueno para la salud mental. Como nunca le enseñaron a cuidar de sí misma, en lo último que está meditando es en su identidad. De niña y adolescente la cuidaban sus padres y ya de joven casada se dedicaba a cuidar a su esposo y a sus tres hijos. ¿Quién cuidaba de ella? No hacía falta nadie pues gozaba de buena salud y sobre todo era joven. Pero ahora que está viuda y vive sola tiene que aprender a cuidarse. Me confiesa que le resulta enormemente difícil. Años y años estudiando y en ninguna asignatura se habla de cómo cuidarse a sí mismo. Debe ser un fallo del sistema educativo porque tarde o temprano podemos quedarnos solos. Cornelia está aprendiendo a cuidar de ella misma y me ha prometido que me enseñará. Yo siempre estoy dispuesta a aprender. Mi curiosidad por lo que desconozco es infinita y supongo que en ese multiverso en el que vive también lo será. Espero ansiosa la próxima vez que su avatar se comunique conmigo. Le pediré por favor a Cornelia que investigue si mi marido vaga por ese universo paralelo de los muchos, no sé cuantos, que existen. Sería maravilloso comunicarme con él a través de esta buena amiga...
En uno de esos encuentros digitales me ha explicado Cornelia la teoría de las cuerdas, según la cual todas las partículas que conforman el universo, aparentemente puntuales, son en realidad estados vibracionales de otras unidades básicas que son cuerdas diminutas. Hasta ahora esta teoría de las cuerdas cuenta con un complejo aparato matemático muy consistente, pero no ha podido ser comprobada en un laboratorio. Las partículas son cuerdas vibrando a cierta frecuencia en un espacio tiempo que requiere, al menos, once dimensiones y nosotros estamos familiarizados solo con la altura, la anchura y la longitud, (las tres dimensiones del espacio) a las que se añade el tiempo, en total cuatro. Hemos quedado en que otro día me comentará la teoría del Gato de Schrodinger, si aparece, claro....
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