lunes, 18 de diciembre de 2023

Arqueólogos y Arqueólogas

                                                   Arqueólogos y Arqueólogas. 


        Escuchando a la Dra. Dña. Marga Sánchez Romero, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Granada, arqueóloga y divulgadora, en una conferencia sobre "Mujeres en la Prehistoria", he pensado sobre los pocos o casi nulos de los estudios arqueológicos sobre las mujeres en la Prehistoria. En las pinturas rupestres predominan los animales y los hombres. Ella lo achaca a que los principales estudiosos de esa ciencia moderna que es la Arqueología han sido hombres. Si daban con enterramientos de esa época siempre los consideraban masculinos, llegándose a dar la circunstancia  de llamar a uno "el cazador" y posteriores análisis con tecnología más moderna descubrir que se trataba de una mujer. Así como a cuantas esculturas iban apareciendo desde todos los países denominarlas venus, la Venus de Willendorf, la Venus de Milo, la Venus de Hohle Fels (la  más antigua,35,000 años) ... etc. A la mujer se la representa como madre o como objeto erótico, exagerando los órganos sexuales e ignorando los muchos quehaceres en el telar, la alfarería, la alimentación, el curtido de pieles, la búsqueda de las propiedades curativas de las plantas, la caza y hasta la guerra. Ellas también participaban en las pinturas de las cuevas (Altamira) y eran las recolectoras. Se da una visión de la mujer como un ser tonto, o se la invisibiliza, demostrando el poco interés por las funciones domésticas y por los partos. Caso excepcional fue el descubrimiento en el yacimiento argárico de Lorca por parte de la arqueóloga murciana  profesora Ayala, de un enterramiento de una mujer dando a luz a una criatura que no había podido salir del vientre de la madre, pero que asomaba un brazo.                                                                     La Prehistoria está incompleta. La Arqueología empieza en el siglo XIX  y la hacen los hombres, que dividen la Prehistoria en tres etapas, la edad de piedra, la edad de bronce y la edad de hierro puesto que son los materiales con los que ellos trabajan. Es también la época de los museos. Habrá que esperar al feminismo para que las cosas empiecen a cambiar. 


martes, 28 de noviembre de 2023

CAMAFEO

 

                                                         

    En el último viaje de mi hija Carmen a Roma este verano, me compró un camafeo para colgante del cuello realizado como los que yo vi en Sorrento hace años en un viaje con mi marido y una pareja de amigos. Presenta el rostro de perfil de una bonita joven con un peinado de rizos recogidos con una cinta y que lleva una flor en el hombro. Quiero reconocer a mi avatar romano, Cornelia, con la que me gusta identificarme en una vida anterior. Probablemente yo le conté a CARMEN que habíamos visitado un taller de artesanía de esta joya tan antigua, realizada esculpiendo figuras en conchas, aunque en la antigüedad se realizaban también en ónice, lapislázuli y otros materiales. Hoy, que me lo he puesto para ir a una comida de amigas, he pensado investigar sobre los cameos o camafeos, como actualmente se llaman. 

    Siempre creí en su origen romano, pero como tantas otras cosas, los romanos los copiaron de los griegos, que a su vez los aprendieron de los persas, quizás cuando entraron en contacto con ellos en las guerras médicas. Aunque parece ser que los egipcios ya practicaban este arte lo mismo que los sumerios que empezaron a utilizarlos como sellos en transacciones comerciales. Octavio Augusto fue un usuario de estos bellísimos objetos. Durante el renacimiento se recuperó la moda de lucir camafeos, al volver a recuperar el gusto por lo clásico grecolatino, destacando Lorenzo de Medici como coleccionista. En el neoclasicismo volvió la moda, siendo Napoleón un apasionado de estas joyas, que lucía en especial su esposa Josefina, cuya tiara de camafeos lucen ahora las mujeres de la corona sueca. Se extendió en el siglo XIX. La técnica recibe el nombre de  glíptica. Los camafeos de conchas se popularizaron a raíz de unas ejemplares más maleables que se trajeron de América tras el descubrimiento. Los auténticos se reconocen por las rayas que se perciben en el microscopio, conocidas con el nombre de llamas o llameantes. La reina Victoria usaba camafeos entre sus joyas. En los más antiguos, como el mío, las caras de perfil miran hacia la derecha. Daban suerte.
    Durante el período isabelino, las mujeres empezaron a coleccionar este tipo de joyas como motivo de distinción social y estatus. Su prestigio aumentó con los coleccionistas en todas las cortes europeas. Los verdaderos camafeos están realizados en conchas, coral, lava, ágata, onix o sardonix, los falsos en cristal, plástico o metal.     

       

lunes, 23 de octubre de 2023

AMORES IMPOSIBLES

Hace unos días terminé de leer "No te veré morir", la última novela de Antonio Muñoz Molina, que me ha inspirado para escribir una historia semejante. Así que he conectado con mis amigas Pentasilea, Cornelia y Enma con el fin de que me dieran ideas. Ni la primera ni la segunda me han podido ayudar, pero Enma sí que me ha contado una historia de amor imposible que tuvo ella cuando era estudiante de secundaria en Amsterdam, donde con 15 años conoció a un chico con el que mantuvo una gran amistad. La esperaba a la salida de clase, la acompañaba a su casa, y a veces quedaban para pasear por las orillas de los canales bajo los frondosos árboles, que desde el amanecer brillaban al recibir los rayos del sol. Parecían estar allí desde siempre y para siempre; la naturaleza los acompañaba antes de entrar a clase. A mi pregunta sobre de qué hablaban responde que no lo recuerda bien porque ella era algo distraída y él estaba atento a lo cotidiano, a los estudios.

Me comenta que en una ocasión él le pidió prestado el libro de gramática griega y se lo devolvió  "iluminado" con algunas frases en inglés como "I LOVE YOU", siendo él un buen estudiante de francés. ¿Timidez? ¿Originalidad? Nunca lo sabrá. Me lo describe como un joven educado, cortés con las señoras, a las que saludaba con un beso en la mano. De aspecto formal, traje con camisa y corbata, pantalón largo, a pesar de sus dieciséis años ya parecía el abogado en el que se convertiría tiempo después. Recordando al Marqués de Bradomín que, según Valle Inclán era "feo, católico y sentimental", este chico era " guapo, católico y sentimental". Él no se daba cuenta, pero ella sí, de que no pertenecían a la misma clase social. El padre de él ingeniero, el de ella funcionario del Estado. Hablaba mucho de su familia, de su padre. Él era el segundo y único varón entre dos hermanas.

Como los adolescentes de la época, eran aficionados al cine, aunque fuera sólo los domingos porque el dinero no abundaba. Les gustaban las comedias románticas de los años 50 del siglo pasado en programas dobles. Enma salía con sus amigas, pero le guardaba una butaca a su lado y cuando se separaban bastaba un adiós o un hasta mañana. Su mundo real era igual que el de las películas. Aún recuerda el frío que hacía en aquellas salas de cine tan grandes. La vida les sonreía, ignorando lo que les tenía reservado el destino.

Recuerda Enma que su chico hizo un viaje al extranjero, a Roma, como buen católico, en la Vespa y con el sacerdote amigo de la familia que la conducía. De allí le mandó bonitas postales en color para su colección, del Coliseo y de otros monumentos. Como regalo, ¿qué objeto más espiritual que un rosario de cristal de roca rosa bendecido por el papa? Soñaban con hacer juntos un viaje a Brasil cada vez que cogían un billete que mostraba un gran velero.

Pero llegó un momento en que la familia se marchó a otra ciudad, no se sabe si por traslado del padre o en busca de mejores oportunidades para los estudios de los hijos. Lo cierto es que se abrió un abismo entre los dos jóvenes de consecuencias imprevisibles. Al principio intercambiaron algunas cartas, hasta que llegó el aciago día en que el muchacho sufrió un accidente de coche, cuyo terrible impacto lo dejó incapacitado, sin conocimiento una temporada, o eso es lo que le dijeron unos amigos a Enma. Ella dejó de escribir a la espera de su recuperación y sus cartas. Pero eso nunca sucedió. Aquella bonita amistad quedó en suspenso. En realidad nunca se rompió. Al cabo de un tiempo le llegaron rumores de que había estudiado Derecho y ejercía de Presidente de la Cámara de Comercio de su ciudad. Ella estaba convencida de que él se olvidaría antes que ella porque había leído en algún libro que el que se va es el primero que olvida.

Entre tanto Enma conoció a un hombre enamorado locamente que, aunque bastante mayor que ella, supo esperarla a que terminara su carrera universitaria para casarse. Formaron una bonita familia con unos hijos que les llenaron de felicidad. Dicen que el tiempo pasa y cura las cosas, pero el tiempo no cura nada. Sí es verdad que para ella se había ido desdibujando el rostro del amigo. Solo recordaba su voz, esa voz grave, risueña y entusiasta que se diferenciaba de todas las otras conocidas. Pasados los años, creyó que se había borrado de su memoria. Y cuando ya pensaba que jamás se volverían a encontrar, a su marido y a ella los invitaron a una cena en la que se reunían todas las Cámaras de Comercio del país, y allí estaba él, aguardando el momento como si estuviera en una sala de espera, dando la impresión de que quería quedarse a solas con ella, mientras Enma lo estaba observando. No se lo podía creer, se quedó paralizada. Le parecía que el tiempo se había detenido. Abrió la boca para decir su nombre, pero no le salía la voz del cuerpo. Él esperó a que se retiraran todos los invitados para saludarla a solas. Cuando todos desaparecieron se hizo el temido silencio. Bastó un apretón de manos y un hola. El apretón de manos era más fuerte de lo que aparentaba, pero ¡había tal diferencia entre aquel hombre que le estrechaba la mano y el chico que ella recordaba! Tampoco ella era la niña de la que se despidió con lágrimas en los ojos. Era la hora de la cena y no se volvieron a encontrar.

Después de muchos años, Enma conoció a una señora de la ciudad en la que él ejercía su profesión y le preguntó si le sonaba su apellido. Le contestó que no, pero le sugirió que lo buscara por internet, y cual no sería su sorpresa cuando se encontró con la esquela de tres años atrás. Le queda el consuelo de que "no lo ha visto morir", ni él podrá verla morir a ella.


sábado, 30 de septiembre de 2023

                                                                 MEMENTO, HOMO           (Recuerda, hombre...)


                 Estoy leyendo un libro cuya protagonista se llama Deyanira y a partir de este nombre, como ocurre en el "cesto de las cerezas" he empezado a recordar aquella tragedia de Sófocles, "Las traquinianas", (las mujeres de Traquis) que  tradujimos del griego en mis primeros años de carrera en la Universidad de Murcia, bajo la dirección del catedrético D. Antonio Ruiz de Elvira, hombre de enormes conocimientos de las lenguas clásicas  y del que tanto aprendí. Los libros los pedimos a la Universidad de Oxford. Aun conservo el mío como una joya de biblioteca.                                                                        Aunque el protagonista es Hércules (Heracles en griego), Deyanira también lo es. Después de casarse salieron de la hermosa ciudad de Calidón y se dirigieron a Traquis, pero al llegar al río Eveno tropezaron con el centauro Neso, que atravesaba a los viajeros a la otra orilla por una cantidad de dinero. Este personaje, mitad hombre mitad caballo, enamorado de la joven, trató de violarla. Hércules reaccionó rápidamente disparando su arco e hiriendo de muerte a Neso. Este, antes de morir le regaló a Deyanira una túnica empapada   con su sangre y recomendándole que si alguna vez  su marido le era infiel, se la pusiera para recuperar su amor. En realidad era una venganza del centauro, pues la túnica estaba envenenada y en cuanto se la pusiera moriría. Y es que la sangre de Neso estaba mezclada con la de la Hidra de Lerna, envenenada por el flechzo de Hércules en uno de sus doce trabajos. Entre sufrimientos el héroe griego subió al monte Eta donde su hijo preparó una pira a la que prendió fuego Filoctetes, el cual recibió en regalo el arco y las flechas invencibles de Hércules. El fuego destruyó su cuerpo, y fue entonces cuando se oyó la voz de Zeus para permitirle entrar en el Olimpo, y por consiguiente en la inmortalidad.                                                                                                                        Pero volvamos la vista atrás. Hércules, hijo del dios Zeus y de la mortal Almena, antes de casarse con Deyanira tuvo varias esposas, a algunas de las cuales mató en sus frecuentes estados de locura. Por lo cual los dioses lo castigaron a realizar los famosos doce trabajos. Una vez realizados, no volvió a Tebas con su esposa Megara, sino que se dirigió a Ecalia, donde su rey, Eurito, había prometido la mano de su hija Yole a quien venciese en una prueba con arco. Aún habiendo ganado, no se la entregó por miedo a sus acciones con las esposasv anteriores. Hércules juró vengarse y le robó las yeguas al rey. Después de algún que otro acto de locura, el héroe griego fue vendido a Onfelia, con la que pasaba los días vestido de mujer. Acometió nuevas hazañas, recibió la libertad, fue devuelto a su patria y encontró a Deyanira, hija de Alteo.                                                                                                                                                     Esta técnica de comenzar el relato por la mitad y volver al principio es muy antigua. Recibe el nombre de " in medias res".                                                                                                                                       

jueves, 14 de septiembre de 2023

                                                             De locos


           Antes de comenzar el verano una amiga y compañera de carrera me comunicó que estaba leyendo "Nuestra Señora de París" de Víctor Hugo y que le había gustado mucho, insistiéndome en que hay que volver a leer lo leído de jóvenes. Y, mira por donde, hace unos días fui a desayunar churros y vimos, mi hijo Pepe y yo, un quiosco de libros que aún permanecía abierto después de pasada la feria. Él seleccionó unos cuantos para su biblioteca, entre los que estaban los dos tomos de Víctor Hugo. Le pedí que me los dejara y pude comprobar que recordaba muy poco, los nombres de los protagonistas, concretamente Quasimodo ( = casi como, nombre que le puso el cura que lo acogio de niño y que le recordaba la palabras con la que se inicia el introito de la misa del primer domingo después de Pascua: "Quasimodo geniti infantes ..." = como niños reciennacidos ), las gárgolas de la catedral parisina y poco más. Pero me llamó la atención la alusión que se hace en la novela a las representaciones teatrales que se montaban dentro de las catedrales. Concretamente se aludía al "papa de los locos". Pronto me puse a investigar y encontré que hubo unas "fiestas de los locos " en el medioevo francés, de origen folclórico, que se representaban en las iglesias y cuyos protagonistas solían actuar con  máscaras de papas, cardenales, obispos, archidiáconos, clérigos...etc. En realidad se trataba de sátiras sociales y políticas, puestas en boca de tontos, niños y sobre todo locos (la tradicional historia, la de verdades puestas en boca de locos), llegándose a celebrar misas burlesca. Recordemos que el pueblo no entendía el latín de la misa. 

      Estas fiestas se empezaron a celebrar el 28 de diciembre, día de los inocentes. Hay quien ve su origen en las "saturnales" romanas, donde los esclavos tenían derecho a hablar de sus vidas. 

     La Iglesia católica permitió dichas fiestas hasta finales del siglo XVI. Fecha en que se prohibieron en París, aunque continuaron en otras ciudades. 

     Se citan como gentes del hampa a concheros (falsos peregrinos de Santiago), espumosos (falsos epilécticos), calvos (que fingían ser curados de tiña en una peregrinación), ruines (andaban con muletas), malsanos (que fingían falsas úlceras), escaldados (que fingíann ser mercaderes arruinados por la guerra), huérfanos (mendigos jóvenes), encapuchados (falsos leprosos)...etc.

  Buscando algún fragmento digno de no olvidar, he elgido la descripción de Quasiodo, más propia del barroco que del romanticismo, un retrato que parece sacado de un cuadro expresionista:

"No intentaremos dar al lector una idea de aquella nariz tetraédrica, de aquella boca en forma de herradura, de aquel pequeño ojo izquierdo tapado por una ceja pelirroja, espesa como un matorral, mientras que el ojo derecho desaparecía completamente tras una enorma verruga, de aquellos dientes en desorden, mellados por varios sitios, como las aspilleras de una fortaleza, de aquel belfo calloso, entre el que se asomaba uno de los dientes, como el colmillo de un elefante, de aquel mentón bipartido, y sobre todo de la expresión que se extendía por todo el rostro, mezcla de malicia, de asombro y de tristeza"

"...toda su persona era una mueca.Una enorme cabeza erizada de pelos rojizos; entre los hombros, una joroba enorme cuya contrapartida se dejaba adivinar por delante; una organización de muslos y piernas tan extrañamente combinada que sólo se tocaban en las rodillas y que, vistos de frente, parecían dos hojas de hoz que se juntasen por los mangos; unos pies enormes, unas manos monstruosas y, a pesar de todas aquellas deformidades, un indefinido aspecto de vigor, de agilidad y de valor".

                                                                                                             (Águilas, verano de 2023)  


 

jueves, 15 de junio de 2023

                                            "Praeterita mutare non possumus"  (Cicerón, "In Pisonem" 25)  (1)

                     Estoy en mi habitación, que comparto con mi hermana pequeña, leyendo las postales  que me manda mi novio desde Barcelona, que está estudiando para presentarse a las asignaturas del último curso de técnico textil, una carrera de cinco años que no le gusta y a la que se ha visto obligado por sus padres. A él lo que le gusta es la literatura. Se ha leído casi toda la biblioteca del Comercio donde trabaja su padre. Quiere que al menos yo estudie Literatura, pero a mi me gusta el latín. Me manda postales porque sabe que las colecciono. En ellas caben pocas palabras, pero dejan traslucir una aureola de cariño y tristeza  por la lejanía.                                                                                                                 A mis 16 años el tiempo se me hace eterno, no acaba de pasar, y el futuro, nuestro futuro, ¡está tan lejano ! No obstante yo me veo de viejecita solitaria, sentadita en un sillón leyendo estas postales. No sé si es una visión o un sueño, o es que tengo poderes jajaja ¿No será que el tiempo  puede ser redondo, en vez de lineal, y moverse en espiral? ¡ Qué tontería ! Estamos en 1958, a mitad  del siglo XX. Estaré hablando de ciencia-ficción y ahora lo que tengo que hacer  es estudiar para la reválida de sexto. Si saco buenas notas mi padre se pondrá muy contento.                                                                                                                                                                                                                                                               La mayoría de las postales son de paisajes y de arte. Siempre me gustó el románico y él lo sabe. He hecho un trabajo sobre catedrales románicas para doña Carmen Rey, catedrática de Historia y Geografia, y me ha ayudado a lograr matrícula de honor  en su asignatura. Creo que las postales, que me llegan a diario, son como palomas mensajeras que me traen las palabras mas bellas y románticas que jamás he escuchado. Las de paisajes de la naturaleza, diría yo, que hasta el perfuma de las flores y los árboles. Las de las catedrales, el de las viejas piedras. ¡ Qué espectaculo para los sentidos ! Cuando sea mayor ¿LAS SEGUIRÉ VIENDO IGUAL? Algún día nos casaremos y podremos viajar para verlo todo al natural. Eso me ha prometido.  También pienso si todo esto  se me olvidará  ante el cuidado de los hijos. No consentiré dejárselos a nadie. Quizás porque yo de pequeña siempre estaba cuidada por una tía. He oído que el tiempo cambia a las personas, pero yo quiero que nosotros sigamos siempre igual, y si un día él me faltara, cual abuelita solitaria, poder disfrutar de estas tarjetas, viviendo de los recuerdos, y contárselos a mis hijos y nietos. 

( 1) No podemos cambiar el pasado.  

   

    

           

jueves, 1 de junio de 2023

                                                      Aprendizajes   II


         En Aprendizajes  I confesaba yo que, leyendo el Libro  I  de las  MEDITACIONES  de Marco Aurelio, me había atrevido a copiarle cómo este emperador romano había conformado su personalidad tomando las cosas buenas de sus padres, abuelos, hijos, amigos, maestros y profesores. Pero por no alargarme dejé a algunas amigas sin nombrar. Y una de ellas, Ramoni, Moncha para otros, no deja de reprochármelo cuando nos vemos. No fue un olvido, sino un dejarlo para después.                                           Bueno, pues voy a satisfacer su curiosidad por conocer qué aprendí de ella. En primer lugar, la capacidad de adaptarse a vivir y trabajar en un lugar lejano de su ciudad natal, su carácter abierto y la facilidad para hacer amigas, aún siendo de ideas políticas diferentes a las suyas. En segundo lugar, el deseo de colaborar en actividades culturales, poesía, teatro, entre otras.                                                               Pero hay dos cosas que no he logrado aprender de Ramoni, armarse caballero de la Orden de Calatrava, y pronunciar las "eses" de final de sílaba. Esto último lo intento pero.........sin éxito. En cambio, me ha comentado que, cuando va a su tierra, le dicen que habla murciano   jajaja. Ella ha aprendido de nosotros. 

           

jueves, 18 de mayo de 2023

                                               Los árboles         (LORCA   2023)

         Me cuenta mi amiga Enma que desde que sale a andar diariamente con unas amigas por lugares ajardinados, ha descubierto el cariño que siente por los árboles. Se ha encontrado con algunos ejemplares nuevos en esta ciudad, como "el árbol del amor", que crece en las aceras de la carretera de Águilas, con sus bellas rosas que, pasada la primavera, se van convirtiendo en unas vainas en las que se ocultan las semillas. Lo que le recuerda  al flamboyá cubano de flores rojas, que contempló en La Habana. A pocos pasos, pero en la acera de enfrente, se ha quedado sorprendida  de la rareza del "árbol de la lana" junto al restaurante "La Antorcha", que da unos frutos semejantes a los pepinos y que en primavera se convierten en bolas parecidas a la lana, que, al secarse, dan lugar a las vainas de las semillas. Preguntando por el origen de tan exótico árbol, descubrió que había venido de Australia.                Cuando pasea por las frondosas alamedas discute con las acompañantes sobre los nombres de los altos ejemplares, álamos, olmos, plataneras de sombra, eucaliptos y un cedro en un antiguo huerto.             Como Enma es muy curiosa, siempre anda preguntando lo que no sabe,  leyendo en los libros o investigando en internet. Así se ha enterado de que "los cedros del Atlas", originarios de Argelia, también conocidos como cedros plateados por su tonalidad azulada grisácea, situados en la Plaza de Santo Domingo, de 15 m. de altura, están llegando a su fin y los van a sustituir por otros de la misma especie. Hay cedros que superan los 35 m. Algo parecido le está pasando a la jacarandá del jardín del Palacio de Guevara, de 10 m. de altura, que florece en primavera y otoño. Tras una buena poda esta primavera está volviendo a echar flores. Es propio de la América subtropical.                                       Entre los datos de interés Enma me ha comunicado que nuestro planeta tiene árboles desde hace cuatro millones de siglos, por lo que deberíamos "contemplarlos con el respeto debido a los mayores" como ha dicho un escritor. Por lo tanto están aquí mucho antes que nosotros. Algunos, como los olivos y los cipreses, pueden alcanzar los 3,000 años de vida. Hasta ahora se había considerado que el árbol más antiguo del mundo, llamado el gran abuelo, era un alerce que se encuentra en Chile con mas de 4,000 años, pero recientemente se ha comprobado que lo supera el pino bristlecone del oeste de los EE.UU con casi 5,000 años. Otro dato interesane es que el mundo vegetal supone más del 90 % de los seres vivos.                                                                                                                                                               Al tratar el tema de los árboles no se puede olvidar la importancia de la madera por ser la primera materia prima de la humanidad. Los hombres primitivos vivían en los árboles, que siguen siendo verdaderas fábricas del oxígeno que necesitamos para respirar y cuyas sombras nos refrescan del tórrido sol del verano. Así lo reconocía Virgilio al inicio de la Égloga I; " Tú, Titiro, a la sombra descansando desta tendida haya..."                                                                                                                                           La madera es un material natural que ha marcado la cultura humana. Fue utilizada para todos los usos inimaginables, hasta hoy; la construcción de viviendas, muebles, adornos, calzado, instrumentos musicales, campanas, como combustible...etc. También podríamos decir que gracias a los bosques se han publicado todos nuestros libros.                                                                                                                                   Cuando Enma se pone filosófica, me recuerda que de madera se han venido fabricando las cunas y los ataudes ( el principio y el fin de nuestras vidas, que diría Quevedo).                                                            Dice Joaquín Araújo en "Los árboles te enseñarán a ver el bosque "  (2020) que  éste, el bosque, "en otoño se convierte en carne enamorada; en invierno el bosque se va a la cama; la primavera es la vida  de las vidas, las flores, y en verano el bosque trabaja a destajo".                                                                    De los muchos dichos que existen sobre los árboles y la madera he seleccionado  el que escribió Leonardo da Vinci, entre otros, "La madera alimenta el fuego que la quema".  Y me ha llamado la curiosidad  la frase "a palo seco", que se utiliza cuando la tormenta en el mar sólo deja ver el mástil. A veces utilizamos la expresión "tocar madera " para tener buena suerte, que se puede deber a la madera de roble de la que, según los griegos, estaba hecha la morada de los dioses, o la madera de la cruz de Jesucristo.                                                                                                                                         Alejandro Casona en " Los árboles mueren de pie", convierte al árbol en la metáfora de la dignidad de una abuela.                                                                                                                                           Cuando Enma se pone mística, me recuerda que el árbol crece hacia arriba, hacia el cielo, como el conocido  Ciprés de Silos de Gerardo Diego;  "Ehiesto surtidor de sombrs y sueño, que acongojas  al cielo con tu lanza. Chorro que a las strellas casi alcanza, devanado a sí mismo en loco empeño".                   Aunque no hay todavía pruebas científicas, los árboles, según los más recientes estudios botánicos, podrían estar en contacto a través de las raíces. Sus medios de comunicación son muy distintos a los de los otros seres vivos, usando un lenguaje sin palabras, sin sonidos. Nos hablan de su edad cuando cortamos el tronco y contamos los anillos, uno por año.                                                                                   Enma me ha puesto al día  al recordarme que  hay una propuesta de  ley  por parte de Podemos para reconocer jurídicamente en las Cortes españolas que  los árboles sean declarados seres vivos con alto valor social y ecológico y que se reconozcan sus derechos.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          

 

         

martes, 11 de abril de 2023

                                                  Escapada a Alicante       (18 y 19 de marzo de 2023)

             Hacía tiempo que yo tenía ganas de pasar un fin de semana con mis hijos y nietos en Alicante para ver la casa de mi nieta Marina y enseñarles los lugares de mi veraneo de adolescente con mis padres y hermanos. Así "mataría dos pájaros de un tiro". Pero ha sido mucho más porque ha coincidido con el día de S. José y hemos celebrado el santo de dos Pepes, el padre, mi hijo y el hijo, mi nieto, amén de que en mi cabeza revoloteaba el recuerdo del abuelo, cómo no, también Pepe, ya desaparecido. Añadimos manu militari, la celebración del cumpleaños de mi nieta Marina, que trabaja y vive en esa ciudad con su pareja, Giuliano, recio calabrés pero de enorme corazón. Para redondear todo ese galimatías familiar, la llegada de la alegre primavera nos adornó con unas suaves gotas de lluvia que se convirtieron al poco tiempo en un ligero aguacero, cosa que no nos desanimó en absoluto. En cuanto dejamos el equipaje en el bonito y céntrico hotel Eurostar Lucentum, nos reunimos con Marina y Giuliano y nos fuimos a buscar algún sitio donde alimentar tanta boca hambrienta. 

    En tantos años la ciudad levantina ha cambiado tanto que yo estaba ligeramente desorientada. Pero entonces di con el antiguo Estudiohotel de treinta pisos en el que vivió mi hijo Juan durante sus cinco largos y procelosos años de MIR. Aquel gran edificio se convirtió para mí en un auténtico faro de Aljandría ya que se divisa por muchas calles. Los jóvenes no lo necesitaban porque con los GPS de sus móviles se movían sin problemas de acá para allá. Comimos un menú exquisito en un restaurante italiano de nombre Bigoli amenizados por las someras explicaciones del chef Giulano, sabio conocedor, según él mismo nos confesaba, de la gastronomía alicantina. Después de degustar algunos y devorar otros tan suculentas viandas fuimos paseando por la explanada para recordar aquellas tardes de estío en que antaño íbamos a beber la helada horchata de chufa. Pasamos por el monumento a Canalejas, que aún recordaba, como también los centenarios ficus, hasta llegar al acogedor piso de Marina y Giuliano con vistas al puerto marítimo. Ese paisaje correspondía al magnífico cuadro neobarroco tirando a grunge que les traía a Marina y Giulano mi hijo Pepe, pintado por él, probablemente bajo los efectos de alguna extraña droga alucinógena. Mi hija pseudoprimogénita Carmen y mis nueras Rocío y Bernarda disfrutaron como niñas ante la horrenda visión de la obra. 

    Pronto se hizo la hora del tardeo. Nos sentamos en la concurrida calle Castaños, rebosante de gente noble, incluyendo en tal fauna a los turistas de rancio abolengo y sonrosadas mejillas. Frente a la puerta de una discoteca pedimos unas copas mientras contemplábamos absortos un auténtico desfile de chicas maduritas festejando despedidas de soltera. En sus cabezas lucían algunas de ellas virilmente la causa última de que la pobre Eva fuera condenada a parir con dolor y no estoy hablando precisamente de manzana alguna. Observé que la mayoría de las paseantes vestían de luto riguroso, incluso el portero de la discoteca, negro rematado de piel, vestía de oscuro, imagino que por la moda. Hay que tener en cuenta que era sábado. No recuerdo de qué hablábamos, pero sí que no parábamos de reír a mandíbula batiente. Con esta familia mía y otros animales, como decía Durrell, los viajes son muy divertidos. 

    Cuando se hizo la hora de cenar nos dirijimos a un restaurante situado frente a nuestro hotel. Lo habíamos elegido para que, una vez terminada la cena, mi yo recatado se fuese a acostar y el resto de la fauna, de copas y discotecas. Ignoro lo que siguió pero por los videos y whatsapps que mandó mi hijo Juan, aunque él, como siempre, se recogió de los primeros, creo que lo pasaron muy bien.      

      Por la mañana temprano había quedado con mi hijo Pepe, el de la mejora, para hacer el recorrido turístico mientras los demás dormían a pierna suelta porque está visto que tanto la mayor como el menor, a su provecta edad, no aguantan más de un asalto. Nos dirigimos primero a la Plaza del Ayuntamiento para hacer fotografías y recorrer los soportales bajo los que se acumulaban puestos de antigüedades, monedas y libros de un mercadillo dominical. Nos sentamos en la placeta a tomar un caro café que mi hijo Pepe tuvo a bien desembolsar, por algo es uno de mis tres hijos predilectos. En un momento dado vi al fondo la escalinata que subía a la iglesia de Santa María frente a la que estaba la casa en la que yo pasé algunos años de mi concupinscente adolescencia. Se debió activar entonces alguna oculta neurona de mi oxidado disco duro porque de pronto lo recordé todo. Allí seguía la antigua fachada barroca con sus columnas salomónicas. ¡Qué emoción sentí al volver a revivir aquellos felices instantes! Allí estaba yo, como una colegiala de vacaciones, viendo pasar el tiempo. ¡O tempora, o mores! Este último latinajo sé que los de la ESO que lean estas palabras no sabrán ni apreciarlo ni entenderlo. Podéis preguntar a vuestro tio Juan, ya lo buscará él en Google... Hicimos varias instantáneas y nos fuimos a la Calle Mayor en busca de la Concatedral. Pasamos por el museo de los "ninots" y me hice una fotografía entre dos de ellos para darle un poco de caché al pobre museo. Nunca me he visto tan bajita ni ellos tan bien acompañados. Ahora comprendo porqué mi amiga Carmen Griñán nunca militó en la NBA. Después del recorrido incluso tuvimos tiempo de ir a desayunar por segunda vez con la familia más retrasada y no lo digo por su capacidad mental que, aunque oculta, la tienen, sino por su querencia a dañar las almohadas de los hoteles hasta hacer el check-out. 

    Una vez recogidos los equipajes, tomamos rumbo a la Albufereta con la intención de localizar un piso que compraron mis padres años después de haber veraneado en la ciudad y que finalmente vendieron al hacerse muy mayores. Creo que lo identifiqué al pasar en el coche porque estaba próximo a la playa, entre un bosque de edificios que se construyó años más tarde. Nos detuvimos a tomar unas cervezas en la playa que forma un hermosísimo arco de herradura, de finísima arena y mar azul. Mi hijo Juan se pidió una Mirinda de naranja, creo que para recordar la infancia perdida. Cierto es que es el más sensiblero de los tres, pero aun así, yo lo quiero igual que a los otros dos. Se nos fue haciendo la hora en la que teníamos reservada una mesa en la playa de San Juan, en el afamado Casa Julio, en recuerdo de aquellos domingos en que mi marido y yo íbamos a comer arroz con mi hijo del mismo nombre que la playa. Tras unos entrantes y ensaladas llegaron los deliciosos arroces, uno negro y otro del senyoret, este último porque a mi nieto Pepe, tan ducho en otros menesteres prohibidos, le cuesta pelar las gambas. Para finalizar nos surtieron unos abundantes platos de dulces y helados variados. Todo estaba buenísimo y tan agradable fue la compañía que mi hijo Pepe se fue disimuladamente a fumar, mi hija Carmen no quiso dejarlo solo y mi hijo Juan dijo que se meaba encima y que nos esperaba fuera, así que finalmente, para que mis nietos no tuvieran que quedarse a fregar los platos, opté por pagar yo. Al frisar la tarde llegó el momeno de la despedida y nos comprometimos a repetirlo lo antes posible. Espero que la próxima vez mis hijos mayores hayan dejado de fumar y mi hijo pequeño no sea tan incontinente para que se estiren aunque sea un poquito....


lunes, 13 de marzo de 2023

                                                              CALLEJEANDO


            Me gusta pasear por mi ciudad leyendo los anuncios, los letreros de las tiendas , de los bancos, de todo lo que abarca mi vista, y me creía que solo lo hacía yo, pero leí "Un andar solitario entre la gente" de Antonio Muñoz Molina y me encontré con la historia de un caminante urbano que va por la calle con su lápiz escribiendo todo lo que le llama la atención, lo mismo en Nueva York que en Londres o Madrid, la ciudad como un "nosotros que te habla". En ese libro se alude a las ciencias inventadas, como la Deambulogía, que "estudia los itinerarios seguidos por escritores, artistas, científicos, visionarios, indigentes y lunáticos". Podría ser una rama de la Topobiografía, que estudiaría los domicilios en que han vivido unos personajes. Sírvanos como ejemplo los paseos de Kant.                                   Hay anuncios que se dirigen al lector con la confianza de hablarle de tú, sin conocerlo. ¡Qué falta de respeto! Veo que una tienda de colchones dice: "El descanso y tú". La mayoría de las  veces son juegos de palabras: "Nada puedes hacer en tus tareas sin hacer nada" (un Banco), "El móvil que te dejará inmóvil", "Pasa de hipotético a hipotecas" (un Banco), " Buenas tardes, ¿ Tomamos un café? " (un Banco), ¿para hablar de qué?, "De especialista a especialista" (un Banco), "Tomar agua nos da vida, tomar conciencia nos dará agua" (recomendación de la empresa de aguas ) Otras veces se echa mano de expresiones coloquiales: "El tiempo todo lo cura pero no lo limpia" ( servicio de limpieza local), "No te metas en un marrón" (empresa de limpieza local), "Saca la lengua a la miopía" (una óptica )., " Por los pelos" (una peluquería). He leído algunos increíbles: "El escenario lo cura todo" (para una obra de teatro), "A los pies del Rey" (Iglesia Cristiana) ¿el rey Dios?, "Haz tu sueño realidad" (una autoescuela) ¿conducir puede ser un sueño? Algunos tienen poca imaginación: "Soy natural" (una herboristería). Hasta mala redacción:  "Información del cliente" (una tienda) será para el cliente, digo yo. O traducción literal de otra lengua; "Estamos cerrados" del inglés.                                                                                                                               Y cuando llego a casa me encuentro un cartel en la puerta del ascensor que dice: "Informamos a los señores propietarios e inquilinos que está totalmente prohibido orinar en zonas comunes". Es para mearse de risa jajaja.  

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lunes, 20 de febrero de 2023

                  

                                                           El lago de los cisnes          (Lorca, enero de 2023)

               He tenido la suerte de empezar el año igual que terminé el anterior, con comidas de amigas y familiares, más algún espectáculo musical que otro y cine. Con amigas asistí al espectáculo de música y danza  "El lago de los cisnes", interpretado por el Ballet de Kiev, que llevaba por título "Bailando desde el corazón", bajo la dirección de Ana Sophía Scheller. Me trajo el recuerdo de aquel lejano año de 1988 en que el 2 de febrero, con motivo del la restauración del Teatro Romea de Murcia, mi marido y yo tuvimos ocasión de presenciar "La muerte del cisne", magistralmente interpretada por la bailarina rusa del Ballet del Teatro Bolshoi de Moscú , fallecida en mayo de 2015, Maya Plisétskaya, invitados por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Presidía el acto la Reina doña Sofía.     

     De este "Lago de los cisnes" disfrutamos de la música de Chaikovski, de la belleza y profesionalidad de los bailarines y bailarinas, del montaje... pero a mí me apetecía indagar en el libreto, un cuento de hadas, basado en las leyendas rusas y alemanas. Como la acción se sitúa en Alemania, el príncipe no podía ser otro que Sigfrido, tan vinculado a la épica germana, que se enamora de la princesa Odette, convertida en cisne blanco por el malvado brujo durante el día, y vuelta a su estado de mujer por la noche, con la intención de que se enamorara de su hija, Odile, el cisne negro, tras un engaño. 

                                                                                                                           

    Investigando sobre el final y habiendo leído que había tres posibles desenlaces, estaba intrigada por ver cual sería el elegido en esta ocasión. La versión original de Marius Petipa y Lev Ivanov, estrenada en S. Petersburgo, tenía como final que los enamorados celebran su amor eterno tras romperse el hechizo sobre Odette. En la mayoría de las versiones el final es feliz, pero existen las otras dos. En una muere el cisne blanco, y en otra Sigfrido muere junto al cisne blanco ahogados en el lago, mucho más romántico.                                                  

    El leitmotiv, palabra alemana que hace relación al tema que sobrevuela por toda la obra, es el triunfo del bien sobre el mal, representado metafóricamente por el color blanco, frente al mal, el color negro del brujo y de algunos cisnes como Odile. Dividida en tres actos, destacaría  el Gran  adagio "Duo de amor", el vals del acto II con las danzas eslavas, rusa, húngara, española y napolitana. El final elegido en esta versión fue feliz, demostrando que el amor lo puede todo y es capaz de triunfar sobre la magia  y la maldad.                                                                                  




      

miércoles, 18 de enero de 2023

                                                         Un  concierto  apoteósico     ( Lorca 30-12-22)

        

                             Comiendo con unas amigas, una de ellas me comunica que el alcalde iba a inaugurar oficialmente el Auditorio Margarita Lozano, famosa actriz lorquina desaparecida hace pocos años, con un concierto de la Film Symphony Orchestra (FSO), que es la primera orquesta sinfónica europea especializada en bandas sonoras  de películas. Decidimos  asistir, aunque fue muy difícil adquirir las entradas puesto que los mil asientos de que consta la sala estaban vendidos. Pero encontramos cuatro entradas devueltas a última hora.                                                                                                                            La dirección corría a cargo del extraordinario y joven Constantino Martínez-Orts, que nos asombró con su original indumentaria (una larga levita negra hasta los pies, con cuello Mao), su maestría en la dirección, en las explicaciones de verbo rápido, y su simpatía.                                                    Los 75 músicos se repartían los siguientes instrumentos: violines, violonchelos, violas, contrabajos, flautas, oboes, clarinetes, saxos, trompas, trompetas. trombones, tubas, timbales, percusiones, piano, arpa, y guitarra. Todo ello acompañado por decenas de focos de luces de colores y rayos de luz blanca, que hacían pasadas  por las cabezas de los espectadores.  

     El concierto estaba estructurado en un Prólogo, una Parte I  y  una Parte II. En el Prólogo Constantino  nos descubrió  el hilo conductor que unía las piezas musicales seleccionadas, eran los protagonistas de las películas, héroes y superhéroes como el Cid, Superman, Batman, Braveheart, Iron Man, Thor, Robin Hood, Lawrence de Arabia, Spider-Man, el último Mohicano, la Capitana Marvel entre otros, que trabajaron o lucharon en bien de la Humanidad. Cada Parte constaba de nueve bandas sonoras.                                                                                                                                                                Lamentablemente para mí, la mayoría de las películas no las había visto, pero los breves fragmentos que escuchamos me parecieron apoteósicos. El Prólogo estaba dedicado a Superman. He leído que es imposible escuchar las primeras notas de esta banda sonora y que no se te pongan los pelos de punta. Superman nos enseña que hay que ponerse al servicio del Bien. Es el Prometeo moderno, con su sentido de la justicia. La S de Superman significa esperanza en su Krypton natal, el lugar del espacio  de donde procedía, del que venía volando hacia la Tierra, La música es del compositor John Williams,                     La Parte I la abría  el Cid, obra de Miklós Rozsa, que vino a España para inspirarse en la música medieval. Conoció al filólogo y lingüista  Ramón Menéndez Pidal, experto en el Poema del Cid, el cual le recomendó que viera las Cantigas de Alfonso X  El Sabio. El fragmento seleccionado me recordaba al noble castellano en la playa de Valencia ( en realidad Peñíscola) por sus fuertes sonidos de acción y batalla. Le seguía Batman, el hombre murciélago, un superhéroe que, a diferencia de otros, no tiene poderes. Solo usa la inteligencia. Es un vengador, como Robin Hood o el Zorro, que también forman parte del concierto. El compositor fue Danny Elfman. Y así hasta nueve héroes.                                            La Parte II se abría con Lawrence de Arabia, cuya banda sonora recordaba cuando el valiente héroe inglés cabalgaba sobre un camello por el desierto arábigo ayudando a los árabes a independizarse de los turcos. La música de Maurice Jarre obtuvo Oscar a la mejor banda sonora en 1962 .En el caso de El último Mohicano, la banda sonora del sudafricano Trevor Jones y el estadounidense Randy Edelman ha sido considerada una de las mejores bandas de todos los tiempos. No podía faltar una heroína, la Capitana Marvel, una extraterrestre que cree haber vivido antes en la Tierra, siendo el resultado de un cruce entre humano y Kree. Por una parte es aviadora y espía y por otra tiene poderes para volar. Su objetivo, proteger el futuro. La banda sonora fue compuesta por una mujer, la turca Piner Toprak. Pero la música más original me pareció la de Black Panter en la que el compositor sueco Ludwig Göransson incorporó instrumentos traídos de África unidos a las canciones que al mismo tiempo interpretaban los músicos en el idioma Xhosa, uno de los once que  se habla mayoritariamente en África. La acción transcurre el el país imaginario de Wakanda y la canción mas premiada  "Wakanda forever".                             Esto es solo una muestra de las 19 bandas que escuchamos. Me hubiera gustado comentarlas todas pero se haría largo y prolijo.                                                                                                                                 Hasta la despedida de los músicos por grupos de instrumentos fue un auténtico ceremonial. Todo un espectáculo de luz y sonido que entusiasmó al público que, puesto en pie, aplaudió durante varios minutos.    


           Pocos días después se estrenó AVATAR  II y fui a verla al cine para disfrutar de la música de las películas de ciencia-ficción
. La banda sonora es del compositor inglés Simon Franglen, una de cuyas canciones "Family is Our Fortress" concentra el mensaje más importante de la película, la familia.