Los árboles (LORCA 2023)
Me cuenta mi amiga Enma que desde que sale a andar diariamente con unas amigas por lugares ajardinados, ha descubierto el cariño que siente por los árboles. Se ha encontrado con algunos ejemplares nuevos en esta ciudad, como "el árbol del amor", que crece en las aceras de la carretera de Águilas, con sus bellas rosas que, pasada la primavera, se van convirtiendo en unas vainas en las que se ocultan las semillas. Lo que le recuerda al flamboyá cubano de flores rojas, que contempló en La Habana. A pocos pasos, pero en la acera de enfrente, se ha quedado sorprendida de la rareza del "árbol de la lana" junto al restaurante "La Antorcha", que da unos frutos semejantes a los pepinos y que en primavera se convierten en bolas parecidas a la lana, que, al secarse, dan lugar a las vainas de las semillas. Preguntando por el origen de tan exótico árbol, descubrió que había venido de Australia. Cuando pasea por las frondosas alamedas discute con las acompañantes sobre los nombres de los altos ejemplares, álamos, olmos, plataneras de sombra, eucaliptos y un cedro en un antiguo huerto. Como Enma es muy curiosa, siempre anda preguntando lo que no sabe, leyendo en los libros o investigando en internet. Así se ha enterado de que "los cedros del Atlas", originarios de Argelia, también conocidos como cedros plateados por su tonalidad azulada grisácea, situados en la Plaza de Santo Domingo, de 15 m. de altura, están llegando a su fin y los van a sustituir por otros de la misma especie. Hay cedros que superan los 35 m. Algo parecido le está pasando a la jacarandá del jardín del Palacio de Guevara, de 10 m. de altura, que florece en primavera y otoño. Tras una buena poda esta primavera está volviendo a echar flores. Es propio de la América subtropical. Entre los datos de interés Enma me ha comunicado que nuestro planeta tiene árboles desde hace cuatro millones de siglos, por lo que deberíamos "contemplarlos con el respeto debido a los mayores" como ha dicho un escritor. Por lo tanto están aquí mucho antes que nosotros. Algunos, como los olivos y los cipreses, pueden alcanzar los 3,000 años de vida. Hasta ahora se había considerado que el árbol más antiguo del mundo, llamado el gran abuelo, era un alerce que se encuentra en Chile con mas de 4,000 años, pero recientemente se ha comprobado que lo supera el pino bristlecone del oeste de los EE.UU con casi 5,000 años. Otro dato interesane es que el mundo vegetal supone más del 90 % de los seres vivos. Al tratar el tema de los árboles no se puede olvidar la importancia de la madera por ser la primera materia prima de la humanidad. Los hombres primitivos vivían en los árboles, que siguen siendo verdaderas fábricas del oxígeno que necesitamos para respirar y cuyas sombras nos refrescan del tórrido sol del verano. Así lo reconocía Virgilio al inicio de la Égloga I; " Tú, Titiro, a la sombra descansando desta tendida haya..." La madera es un material natural que ha marcado la cultura humana. Fue utilizada para todos los usos inimaginables, hasta hoy; la construcción de viviendas, muebles, adornos, calzado, instrumentos musicales, campanas, como combustible...etc. También podríamos decir que gracias a los bosques se han publicado todos nuestros libros. Cuando Enma se pone filosófica, me recuerda que de madera se han venido fabricando las cunas y los ataudes ( el principio y el fin de nuestras vidas, que diría Quevedo). Dice Joaquín Araújo en "Los árboles te enseñarán a ver el bosque " (2020) que éste, el bosque, "en otoño se convierte en carne enamorada; en invierno el bosque se va a la cama; la primavera es la vida de las vidas, las flores, y en verano el bosque trabaja a destajo". De los muchos dichos que existen sobre los árboles y la madera he seleccionado el que escribió Leonardo da Vinci, entre otros, "La madera alimenta el fuego que la quema". Y me ha llamado la curiosidad la frase "a palo seco", que se utiliza cuando la tormenta en el mar sólo deja ver el mástil. A veces utilizamos la expresión "tocar madera " para tener buena suerte, que se puede deber a la madera de roble de la que, según los griegos, estaba hecha la morada de los dioses, o la madera de la cruz de Jesucristo. Alejandro Casona en " Los árboles mueren de pie", convierte al árbol en la metáfora de la dignidad de una abuela. Cuando Enma se pone mística, me recuerda que el árbol crece hacia arriba, hacia el cielo, como el conocido Ciprés de Silos de Gerardo Diego; "Ehiesto surtidor de sombrs y sueño, que acongojas al cielo con tu lanza. Chorro que a las strellas casi alcanza, devanado a sí mismo en loco empeño". Aunque no hay todavía pruebas científicas, los árboles, según los más recientes estudios botánicos, podrían estar en contacto a través de las raíces. Sus medios de comunicación son muy distintos a los de los otros seres vivos, usando un lenguaje sin palabras, sin sonidos. Nos hablan de su edad cuando cortamos el tronco y contamos los anillos, uno por año. Enma me ha puesto al día al recordarme que hay una propuesta de ley por parte de Podemos para reconocer jurídicamente en las Cortes españolas que los árboles sean declarados seres vivos con alto valor social y ecológico y que se reconozcan sus derechos.