MEMENTO, HOMO (Recuerda, hombre...)
Estoy leyendo un libro cuya protagonista se llama Deyanira y a partir de este nombre, como ocurre en el "cesto de las cerezas" he empezado a recordar aquella tragedia de Sófocles, "Las traquinianas", (las mujeres de Traquis) que tradujimos del griego en mis primeros años de carrera en la Universidad de Murcia, bajo la dirección del catedrético D. Antonio Ruiz de Elvira, hombre de enormes conocimientos de las lenguas clásicas y del que tanto aprendí. Los libros los pedimos a la Universidad de Oxford. Aun conservo el mío como una joya de biblioteca. Aunque el protagonista es Hércules (Heracles en griego), Deyanira también lo es. Después de casarse salieron de la hermosa ciudad de Calidón y se dirigieron a Traquis, pero al llegar al río Eveno tropezaron con el centauro Neso, que atravesaba a los viajeros a la otra orilla por una cantidad de dinero. Este personaje, mitad hombre mitad caballo, enamorado de la joven, trató de violarla. Hércules reaccionó rápidamente disparando su arco e hiriendo de muerte a Neso. Este, antes de morir le regaló a Deyanira una túnica empapada con su sangre y recomendándole que si alguna vez su marido le era infiel, se la pusiera para recuperar su amor. En realidad era una venganza del centauro, pues la túnica estaba envenenada y en cuanto se la pusiera moriría. Y es que la sangre de Neso estaba mezclada con la de la Hidra de Lerna, envenenada por el flechzo de Hércules en uno de sus doce trabajos. Entre sufrimientos el héroe griego subió al monte Eta donde su hijo preparó una pira a la que prendió fuego Filoctetes, el cual recibió en regalo el arco y las flechas invencibles de Hércules. El fuego destruyó su cuerpo, y fue entonces cuando se oyó la voz de Zeus para permitirle entrar en el Olimpo, y por consiguiente en la inmortalidad. Pero volvamos la vista atrás. Hércules, hijo del dios Zeus y de la mortal Almena, antes de casarse con Deyanira tuvo varias esposas, a algunas de las cuales mató en sus frecuentes estados de locura. Por lo cual los dioses lo castigaron a realizar los famosos doce trabajos. Una vez realizados, no volvió a Tebas con su esposa Megara, sino que se dirigió a Ecalia, donde su rey, Eurito, había prometido la mano de su hija Yole a quien venciese en una prueba con arco. Aún habiendo ganado, no se la entregó por miedo a sus acciones con las esposasv anteriores. Hércules juró vengarse y le robó las yeguas al rey. Después de algún que otro acto de locura, el héroe griego fue vendido a Onfelia, con la que pasaba los días vestido de mujer. Acometió nuevas hazañas, recibió la libertad, fue devuelto a su patria y encontró a Deyanira, hija de Alteo. Esta técnica de comenzar el relato por la mitad y volver al principio es muy antigua. Recibe el nombre de " in medias res".