El amuleto
Me comenta mi amiga la bloguera que tengo que seguir escribiendo para no perder el hábito , supongo. Yo no tengo mucha imaginación para inventar historias o cuentos. Solo puedo contar algo que me haya ocurrido a mi y pueda parecer divertido.
En un viaje que hice a Estambul hace ya mucho tiempo compré en el bazar del hotel una sortija con una inscripción en letras árabes. Durante años permanecí con la curiosidad por saber que se decía allí. Pero cuando empezaron a llegar emigrantes africanos le sugerí a mi marido que se la llevara al bar adonde acudían marroquíes para que me la tradujeran. Por fin logré saber que se trataba de un amuleto para espantar la mala suerte y que llevaba escrita la palabra " Hamdulélláh" que significaba " Gracias Alá". Entonces empecé a pensar cuántas gracias tenía que dar a la Providencia, se llamara Yavé, Jesucristo o Alá, por todas las bondades que había recibido , mi maravillosa familia, mis estudios universitarios, el lugar de nacimiento, la salud que siempre he tenido, el trabajo gratificante de enseñante...y muchas cosas más.
La sortija es una baratija en metal plateado con una cajita en forma de pera donde va metida la piedra de opalina marrón claro que lleva la grabación.
Esto me ha hecho pensar en que los anillos han formado parte de los seres humanos desde los tiempos más remotos. Su origen es desconocido , pero es probable que los hombres primitivos los asociaran con el disco solar. Se han descubierto anillos en la mayoría de las tumbas antiguas. Los egipcios concentraban sus energías en la producción de anillos que debían llevarse en el dedo anular. Se creía que este dedo estaba directamente relacionado con las emociones. Así el anillo de boda traía buenas vibraciones a la pareja.
En la mitología griega se atribuía a Zeus la creación del primer anillo.
Los orientales tienen sus cuentos llenos de prodigios obrados por medio de anillos. Quizá la leyenda más conocida sea la del anillo de Salomón, que tenía grabado el nombre de Dios y le daba poderes para dominar el mundo. A su muerte se guardó en algún lugar de su tumba, no se sabe donde, pero quien lo encuentre se hará dueño del mundo. ¡Señor, Señor, que no se lo encuentre ningún loco ¡
Con el tiempo los anillos han ido evolucionando, anillos reales, papales, episcopales, con cajitas de veneno (recordemos los Borgia), anillos de sello...etc.
Dejamos el anillo de los Nibelungos y "El Señor de los Anillos " para otro día.
Muy interesante. Ya te estás soltando como bloguera...jejeje...
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ResponderEliminarMadre, Carmen y Juan saben mucho de este tema tan interesante puesto que cuando de pequeños nos decías que alguno teníamos que sacar a pasear a la perra, Juan siempre respondía: ¡Yo no la saco! A lo que Carmen contestaba: ¡Ah, ni yo! Por lo que al final era a mi -el más tonto- al que le tocaba bajarla... La mejora está bien clara para quien debe fluir...
ResponderEliminarLo niego todo. A ver, dònde están las pruebas? Qué relación tienen los anillos con la perra? Es porque, como hija mimada, la perra era mía y todo lo de la casa, incluido el anillo de papá, tb? Quién leches le puso Heidi al pobre animal?
EliminarPreguntas retòricas todas.
Eppur si muove
Lo de anónimo sobra, Pepico
ResponderEliminarEsperaba algo sobre el relato
ResponderEliminarEs lo que suele ocurrir. Esperamos algo sobre lo escrito. A mí me ha gustado. Además, nunca había leído nada sobre los anillos. Ahora sé porqué el de boda se lleva en el anular.
ResponderEliminarSigue. Vas bien. no hay por qué inventar siempre. La realidad y la vida dan materia de sobra.
A mi me está pareciendo muy interesante todo lo que comentas en tu blog. Sigue así pues has demostrado en sobradas ocasiones que tienes una prosa fluida que hace tu relato ágil, didáctico y ameno.
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