Importancia de los nombres
Me gustaría hacer algunas reflexiones de lo que significa para cada uno de los humanos el nombre que nos ponen al nacer.
Desde que tengo uso de razón hasta hoy he sufrido un trauma continuo cada vez que me he visto obligada a decir mi nombre. Lo siento por mi abuela, que sería una santa, pero no puedo soportar mi nombre. Me ha condicionado la vida en especial de joven, cuando pasaban lista en la Universidad, o en la presentación a oposiciones, que hasta me confundieron con un hombre porque me citaban en masculino. Seguramente pensarían que nadie podía tener tan mal gusto para colocarle ese nombre a una chica. Había quien se reía. En el instituto no tuve problema porque nos llamaban por el apellido. Por eso ahora que puedo elegir me he puesto en el blog Pentasilea.
Y para más "inri" leo unas palabras de Alejandro Jodorowsky que me dejan helada : "Es peligroso nacer después de un hermano muerto y recibir el mismo nombre. Eso nos condena a ser el otro, nunca nosotros mismos". Yo tuve una hermana que murió antes que yo naciera y llevaba mi nombre. Lo mío no es un antropónimo sino un necrónimo.
Menos mal que mi madre lo arregló añadiéndome un hipocorístico, que no un diminutivo. Hipocorístico viene del verbo griego "hypokorizesthai" que significa " llamar cariñosamente, con caricias". Son palabras familiares o eufemísticas (como es mi caso) para suplantar al nombre.
La importancia del nombre nos viene desde el Génesis : Adán, Eva, Caín, Abel...etc.
Para los egipcios una parte importante de asegurar la continuación de la existencia después de la muerte fue la perpetuación del nombre. Para proteger al faraón se encerraba su nombre en el cartucho.
El nombre además de su valor designativo tiene otro simbólico, tanto o más importante. Recuerdo que el primer día de clase de griego en el instituto el profesor (catedrático de filosofía) nos explicó el significado de cada uno de nuestros nombres. El mío era "el que se hace respetar", algo bueno debía tener. El nombre antes tenía un significado pero ahora en la mayoría de los casos se ha quedado en el significante, siguiendo la nomenclatura de Saussure.
En las clases medias y bajas de los últimos años ha influido mucho la televisión y han aparecido Davinia, Vanessa, Abigail...La antroponimia se ha enriquecido más en las mujeres que en los hombres. Pero hay de todo. Desde que aparecieron los emigrantes hispanoamericanos oímos llamar a uno Byron, a otra Disney. El caso más original fue el de la hija de Guyneth Paltrow que se llama Apple (manzana).
Recuerdo dos nombres de verdadera risa . Uno es el que me cuenta una amiga cuyo hijo médico en Canarias había tratado en su consulta a un chico de nombre " Usnavy" (la armada de los Estados Unidos), palabra que con frecuencia su madre veía escrita en los barcos americanos. Y el otro casi me suena a invención de Camilo José Cela en "La colmena" es el de aquel personaje que se llamaba "Cojoncio", que le había puesto su padre después de una borrachera. Cada vez que lo leía en clase lloraba de risa.
Pensándolo bien el nombre es nuestra primera seña de identidad, porque los apellidos son hereditarios, y toca el que toca, el nombre no.
Desde el punto de vista psicológico es muy importante que te llamen por tu nombre cuando se dirigen a ti. Pues provoca un efecto muy gratificante. Nos sentimos valorados. Que distinto es que te saluden con un simple "adiós" a que te digan "adiós, Chani". La chica de la farmacia a la que voy a comprarle las medicinas me dice : " Hola, Chani,", "¿Cómo estás, Chani?" y me despide con un "Adiós, Chani". Yo hago lo mismo : !Hola, Ana", "Bien, ¿y tu, Ana?" y me despido con un "Adiós, Ana".
Termino recogiendo una frase que he leído en algún sitio :" ¿No tiene más valor la persona que lleva el nombre que el nombre mismo ? "
Veo que no has escrito tu nombre en todo tu comentario.A mi no me parece feo porque lo relaciono con la maravillosa madre y persona que eres. Ademas tiene origen griego y su equivalente masculino romano, Augusto (majestuoso,venerable), también fue el epiteto de Jupiter por lo que a tí, que eres una diosa para mi, te viene perfecto.....de la mejora ya hablaremos, jajaja.
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ResponderEliminarMuy interesante y simpático tu texto.A mí, como a tu hijo, nunca me ha disgustado tu nombre. uede ser que me resultara chocante encontralo en una chica pues lo conocía como nombre masculino. es cierto que te llamábamos,como ahora, Chani pero yo te asoció a los dos.
ResponderEliminarLa anécdota que cuentas de que te nombraran como chico me recuerda una que viví con un compañero de oposiciones a quien su madre tuvo la idea de llamar Esmeraldo. ¿Te imaginas?
Lo que dices acerca del gusto de oírnos llamar por nuestro nombre,es cierto. A mí me pasa mucho.
Sigue,que disfruto leyéndote.
No te creas lo que dice mi hijo. SOY SU MADRE. Y esta vez se ha pasado
ResponderEliminarYo me enteré de tu nombre oficial pasados bastantes años, pero lo que me parece más fuerte y chocante es que tus padres, igual que con tu hermano Felipe, volvieran a repetir el nombre de pila del infante fallecido.
ResponderEliminarCon respecto a la bondad del nombre propio he de decir que a mi me pasa algo parecido con Concepción.