Ramsés y la barca sagrada
Dedicado a mi amiga " Constanza",
que es muy viajera...
A las procesiones bíblico-pasionales de Lorca (Murcia) el Paso Azul ha incorporado el grupo egipcio de Ramsés en una barca solar llevada en andas por esclavos. Este ha sido el motivo que me ha llevado, entre otros, a investigar sobre este faraón.
La barca solar es un elemento simbólico egipcio vinculado al ciclo del Sol, que cada mañana aparece por oriente y desaparece al ocaso por occidente. Comparado con el ciclo de la vida y la muerte, otra barca lo llevaría en un viaje subterráneo desde el anochecer hasta el amanecer para renacer de nuevo. Recordemos que todavía hoy decimos "salir el sol" y "ponerse el sol", aunque sabemos que es un anacronismo y que quien se mueve es la Tierra. El dios Ra (el Sol) efectúa este viaje en barca, algo propio de una civilización fluvial en la que el río Nilo es no solo vía de comunicación sino fuente de alimentos. Para las divinidades los egipcios organizaban grandes fiestas en las que los dioses eran transportados en barcas, e incluso en andas en forma de barca (como un dios en su barca desfila Ramsés en la procesión lorquina). El ritual mortuorio consistía en atravesar el Nilo con el difunto en una barca semejante a la de Ra, porque los egipcios de la antigüedad creían que el viaje de los difuntos en las barcas sagradas haría que sus almas vivieran eternamente.
De los distintos faraones que llevaron el nombre de Ramsés nosotros nos referimos a Ramsés II, perteneciente a la XIX dinastía (siglo XIII a. de C.) e hijo de Seti I, a quien desde joven acompañó en sus campañas militares destacando posteriormente como un rey guerrero. De todas sus hazañas la más famosa fue la batalla de Qadesh al norte de Siria en el quinto año de su reinado con el fin de acabar con los frecuentes ataques hititas. El faraón con su ejército cayó en una emboscada aunque logró huir. Pero ya no pudieron tomar la ciudad hitita. Según los historiadores la cuestión quedó en tablas a pesar de que Ramsés se esforzó en que apareciera como una gran victoria egipcia y así está grabada en los relieves de los templos. Se utilizaba el relieve inciso, mucho más rápido y fácil que el altorrelieve o relieve real. Este faraón tenía una auténtica obsesión constructora y, aunque no levantó ninguna pirámide, decenas de monumentos a lo largo del Nilo dan fe de que fue el rey más famoso de Egipto y el templo más popular el de Abu Simbel, dedicado a los dioses Ra, Ptah, Amón y a él mismo como dios. Su nombre significa engendrado por Ra. En algunos relieves aparece amamantado por la diosa Isis porque estaba convencido -y quería convencer a los demás- de su origen divino.
Para los egipcios el nombre era algo más que un signo de identidad, formaba parte de los cinco componentes esenciales que integraban al individuo. Aparecía escrito en jeroglífico dentro del cartucho. La propia magia del nombre bastaba para que, al ser pronunciado, se hiciese revivir a quien lo ostentó en vida. Ramsés siempre tuvo muy presente este principio religioso. En cuanto a su físico era inconfundible: labios carnosos, nariz aguileña que termina con una barbilla prominente y ojos rasgados no muy abiertos como escudriñando cuanto acontecía. Un rasgo de su egocentrismo radica en que, con una larga vida de más de 80 años, todas las estatuas lo representan en su juventud. Quizá por ser el más conocido de los faraones hay datos de sus decenas de reinas, concubinas y cientos de hijos, lo que le ha dado fama de mujeriego. Sin embargo la más querida parece haber sido Nefertari ( de nefer, bella), Gran Esposa Real, que en el segundo templo de Abu Simbel su imagen es del mismo tamaño que la del faraón, algo inusual en Egipto.
La prosperidad económica hizo que su reinado fuera una época de esplendor. Desde el principio sintió una especial inclinación por Nubia (de nub, oro), país del oro por excelencia, considerado la carne de los dioses. Trasladó la corte primero a Menfis y después al delta del Nilo, alejándose de Tebas y del poderoso clero de Amón, especialmente de su sumo sacerdote. Tras 66 años de reinado murió y fue enterrado en el Valle de los Reyes (tumba KV7). La gran innovación operada en el Imperio Nuevo en lo concerniente a la funeraria real, consistió en separar el templo de culto y ofrenda al Ka (la esencia vital) del faraón muerto, de su momia. Había que ocultar la tumba, por temor a los ladrones y se buscó para ello un lugar apartado y seguro, no muy alejado del valle. Así nació el Valle de los Reyes al que llamaron "la gran pradera".
Ya iniciado el siglo XXI emprendí un maravilloso viaje a Egipto y desde entonces o quizá antes, me atrapó la cultura faraónica, hasta el extremo que me puse a estudiar la lengua de los jeroglíficos con una gramática que me regaló un egiptólogo que llevábamos en la excursión, además de pasar a formar parte de la Asociación de Amigos de la Egiptología de Lorca. El avión que salió de Barcelona nos llevó hasta Aswan desde donde, después de ver la ciudad, nos embarcamos en un crucero de cuatro días por el Lago Nasser en el "Príncipe Abbas". Íbamos recorriendo los templos rescatados de sus lugares de origen, posteriormente inundados por las aguas de la presa de Aswan. En el patio del templo del Wadi el Sabou ya nos encontramos las primeras imágenes de Ramsés II en forma osiárica, con la barba vuelta hacia delante, que significa faraón muerto o un dios.
Por fin llegamos a Abu Simbel para detenernos ante las cuatro enormes esculturas de Ramsés: Ramsés, sol de los monarcas; Ramsés, monarca de las dos tierras; Ramsés, amado de Amón y Ramsés, amado de Atón, de 20 metros de altura, mucho más que un canto al egocentrismo. Sobre la puerta, en la parte superior y bajo el friso de babuinos que saludan al sol naciente, una hornacina cobija a Ra. Pero Ramsés está adorando su propio nombre utilizando la sílaba-signo del sol. En la primera sala interior vimos los relieves de sus hazañas militares, destacando la batalla de Qadesh, en la pared opuesta el faraón tomando una fortaleza siria y en el recóndito santa-sanctórum Ramsés como dios entre los dioses. Igual que ocurría en su lugar original -pues este templo fue salvado de las aguas de la presa- los días 20 de febrero y 20 de octubre la luz del sol al amanecer penetra hasta el interior del santuario. Al lado un templo menor está dedicado a su esposa Nefertari, divinizada como la diosa Hathor, en cuya fachada aparecen seis estatuas colosales, las dos del centro y las dos de los extremos representan a Ramsés, las otras a su esposa Nefertari.
Regresamos a Aswan en avión para un segundo crucero, este por el Nilo, de tres días, en el "Ramsés, King of Egypt" hasta Luxor. Otra vez nos volvimos a encontrar con el famoso faraón en el templo de la avenida de las esfinges. Aquí las ingentes estatuas de Ramsés están colocadas ante el gran pilono. Después de recorrer Karnak llegamos a El Cairo en avión y nos instalamos en el Hotel Pirámides, así llamado por su situación próxima a las famosas pirámides. Cuando las contemplaba pensaba ¿quién me iba a decir a mí cuando siendo adolescente desfilé en una carroza de pirámides vestida de egipcia que un día lejano yo, como Napoleón Bonaparte, podría decir que me contemplaban cuatro mil años de historia? Hicimos dos excursiones, a Sakkara y a Menfis. En la última nos reencontramos con Ramsés, esta vez en una estatua tumbada en el suelo. Dejo para otra ocasión el relato de los días que pasamos en la capital egipcia...
También Constanza viajó a Egipto y puede ser que algún día encuentre algún relato de los suyos y lo traslade a mi blog.
ResponderEliminarMuy bonito tu relato . Espero la segunda parte del viaje.
Imagino que tu amor por esa historia te habrá llevado a leer "Sinué el egipcio" y la tetralogía de Christian Jacq " la piedra-de luz" formada por " " Nefer el silencioso", "La mujer sabia", Paneb el ardiente" y "Lugar de verdad".