N E
K I A (1)
En el canto XI de la Odisea Ulises
visita la morada de los muertos o reino de Hades y Perséfone, “la que lleva la muerte”, que se
hizo la reina de los infiernos al
casarse con su tío Hades, el cual la había raptado mientras cogía amapolas
(símbolo del sueño), violetas (símbolo del duelo) y azucenas (símbolo de la
pureza) entre otras flores. Al final se llega al acuerdo de que Perséfone
estaría en el infierno en invierno y en
la tierra con sus padres en primavera. Su símbolo es la granada, símbolo de la
fertilidad. Es el propio Ulises el que le relata su viaje al mundo de
ultratumba al rey Alcinoo: “Anduvimos a lo largo de la corriente del Océano
hasta llegar al sitio indicado por Circe”. La hechicera Circe, “la de las
lindas trenzas,” le había recomendado este viaje para encontrarse con el
adivino Tiresias, que le explicaría cómo volver a su casa, a Ítaca. Se
convierte así Ulises en el primer hombre capaz de volver de los infiernos y
poder contar lo que ha visto.
Los griegos creían que las almas de los
difuntos primero tenían que pasar por el Erebo, una parte del Hades que a veces
se usaba como sinónimo. Después Caronte cruzaba a los malvados atravesando el río Aqueronte hacia el
Tártaro, lleno de lagos, aguas infestas y
monstruos, para cumplir condena, mientras que los virtuosos eran
transportados a la morada feliz de los Campos Elíseos. Del Erebo es de donde
salen los difuntos que hablan con Ulises, entre ellos su propia madre. Se da la
contradicción de que quienes han perdido la memoria (condición imprescindible
para entrar en el mundo de los muertos), al mismo tiempo hablan razonadamente,
como si al beber la sangre de los animales sacrificados por Ulises con
anterioridad se hubiera obrado el milagro, aunque quizá por poco tiempo. El narrador
lo describe así: “al perderse el aliento en los miembros, solo el alma,
escapando a manera de sueño, revuela por un lado y por otro”.
Llama poderosamente la atención la
conversación con Aquiles: “No pretendas, Ulises preclaro, buscarme consuelos de
la muerte, que yo más querría ser siervo en el campo de cualquier labrador sin
caudal y de corta despensa, que reinar sobre todos los muertos que allá
fenecieron”. Los críticos han comparado estas palabras con las que decía en el
canto XXII de la Ilíada: “Mi parca (la
muerte) yo la cogeré con gusto cuando Zeus quiera traérmela”. Aquiles habría
pasado de asumir gustoso su destino a quejarse del mismo. Unos 100 años
pudieron separar la escritura de la Ilíada de la de la Odisea. La causa de este
cambio de parecer del héroe podría ser un debilitamiento religioso en la
sociedad griega.
(1) Nekia,
sinónimo de bajada a los infiernos, era un rito mágico griego para preguntar a
los espíritus por el futuro.
Estas líneas me ha hecho pensar que Dante debe algo a la obra que comentas pues en la Divina Comedia hay pasajes que tiene cierta similitud con los que recoges. También el protagonista regresa del reino de ultratumba y cuenta lo que ha visto y oído. Incluso en uno de los Cuentos de Navidad, Pardo Bazán que ha situado a Napoleón (niño) en el limbo lo quiere convencer de ue allí está bien pues el mundo es malo. El "rapaz" contesta:" pues yo querría vivir"
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