martes, 19 de diciembre de 2017

Poemas griegos anteriores a Homero


                                               Poemas griegos anteriores a Homero

 

       Según Proclo, un historiador de la literatura que probablemente escribió en el s. II  ó  en el V  d. C, existía un grupo de poemas conocido como el “ciclo épico” que había sido compuesto en tiempos de Homero o quizás antes, y del cual el autor de la Odisea podría haber extraído material para sus obras. De los seis poemas épicos que trataban de la guerra de Troya sólo han sobrevivido unas cuantas citas, pero sus títulos y contenidos aparecen en un manuscrito de la Ilíada que se conserva en Venecia. El más largo era “Cipria” una especie de prólogo a la Ilíada, que comenzaba con el “juicio de Paris”, cuando Afrodita promete el amor de Helena al hijo del rey de Troya como recompensa por declararla la más bella de las diosas. La “Etiópida” continuaba el relato de Homero desde el funeral de Héctor hasta la muerte de Aquiles y la disputa entre Ayante y Ulises sobre quien debería quedarse con la armadura de Aquiles. La “Pequeña Ilíada” (que se atribuye a Homero) prolongaba la historia desde la adjudicación de la armadura a Ulises hasta la entrada del caballo de madera en Troya. Retomaba el relato  el “Iliupersis” (el saqueo de Troya) que describía la caída de la ciudad, y terminaba con dos sacrificios y una partida: el sacrificio de Polixena sobre la tumba de Aquiles, y el del hijo de Héctor muerto a manos de Ulises, tras los cuales los griegos ponían rumbo a sus hogares amenazados por una Atenea enfurecida.

      Finalmente los  cinco libros de los “Nostoi” (Los regresos) seguían a los vencedores en el cumplimiento de su destino e incluían el viaje de Menelao a Egipto y su vuelta a casa, la advertencia que el espíritu de Aquiles hace a Agamenón según la cual será asesinado por su esposa Clitemnestra, el naufragio y muerte de Ayante y el largo regreso del hijo de Aquiles Neoptolemo. La “Telegonía”, una continuación de la Odisea, relataba nuevos viajes de Ulises, el cual, una vez enterrados los pretendientes de Penélope, se dirigía a Tesprotia (una última aventura predicha por Tiresias), se casaba con la reina, luchaba en una guerra y volvía a Ítaca donde moría a manos de su hijo Telémaco, nacido de la maga Circe. Cuando éste descubría su error, acompañado de Telémaco y Penélope, llevaba el cuerpo de Ulises a su madre, quien concedía a todos la inmortalidad.

     Pero las más famosas historias troyanas fueron las escritas por un par de soldados que habían participado en la guerra de Troya: Dictis Cretense y Dares Frigio, que habían vivido varios siglos antes de Homero. Dictis escribió “Diario de la guerra de Troya”, que daba una versión griega, y Dares escribió “Historia de la caída de Troya”, según la versión troyana. Ambos relatos fueron probablemente compuestos en griego en el s, I d. C.  Las dos obras fueron traducidas al latín y, durante siglos, consideradas obras auténticas. Pero en el s. XVIII un erudito, Jacobo Perzonius, demostró que eran falsificaciones.

     El ciclo troyano tuvo su edad de oro en las traducciones al latín de los escritores romanos. Livio Andrónico tradujo la Odisea (s.III  a. C.). Posteriormente se tradujo la Ilíada. En el terreno de la imitación Virgilio escribió la Eneida y Ovidio la Metamorfosis. También cultivaron obras de tema troyano Ennio ( s. II al  I a. C) y Nevio (s. II a. C.). En teatro Séneca “Las troyanas” y “Agamenón”.

     Aparecen obras de tema troyano en la Edad Media en las lenguas autóctonas. La primera es una traducción al irlandés del siglo X. Le siguieron otras en escandinavo, holandés, búlgaro, islandés, checo, francés, italiano, inglés, alemán, castellano, gallego, portugués, catalán, alemán, leonés y aragonés. En Francia fue muy difundido el “Roman de Troie” del clérigo  Bonoît de Saint-Maure, que consta de 30.000 versos (s. XII). Hubo versiones prosificadas en el siglo XIII. En este mismo siglo en la Península Ibérica Rodrigo Jiménez de Rada, el Toledano, hace referencias en sus obras, entre otros.

     En el Renacimiento italiano destaca Petrarca, auténtico buscador  de códices griegos.

     El siglo XV está prácticamente dedicado a la Ilíada “como arquetipo de poesía épica” y porque tiene más de tragedia  que la Odisea  que se asemeja más a una comedia. Hay quien dice que la Ilíada es para hombres y la Odisea para mujeres. Con la llegada de la imprenta se difundieron los poemas homéricos más en latín que en griego. Basilea se conviertió en la gran ciudad de impresión de libros. Después Venecia.

      Las dudas sobre la autoría de los poemas empiezan en el siglo XVII en Francia. Se renueva el interés por estos temas con el Romanticismo (Walter Scott). Del siglo XX hay que destacar el famoso “Ulysses” de Joice.

      Dos curiosidades sobre Homero. Que el nombre podría ser un juego de palabras “ho me horón”  =  el que no ve. Desde la antigüedad se le consideró ciego. La segunda curiosidad es que Dante lo colocó en el infierno de su “Divina Comedia”, pero al principio, con los no bautizados, no con los condenados.

   

      


      

2 comentarios:

  1. Dante lo coloca en el limbo. Dedica a este espacio o estado de las almas solo el Canto IV del Infierno, en el primer círculo. Aquí situó una inmensa multitud de hombres, mujeres y niños. Pero sobre todo llama la atención que habitan el limbo hombres célebre que fueron buenas personas, pero por haber vivido antes de la venida al mundo del Redentor ni estaban bautizados ni pudieron alabarlo debidamente. No tienen pues culpa, como no sea el heredado pecado original. Entre ellos se encuentra el propio Virgilio. Su pena consiste en vivir con el deseo sin esperanza. Allí están Homero, Horacio, Ovidio y Lucano. Incluso encontraremos personajes históricos como Héctor y Andrómaca, filósofos, etc.

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  2. Yo quería insistir en esos escritores que tratan de engañar al lector haciéndose pasar por personas que intervinieron en la guerra de Troya. Y como esta guerra dejó tanta huella en toda la cultura europea, en todas las artes pero especialmente en las literaturas y el arte pictórico y escultórico.

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