domingo, 30 de diciembre de 2018

Navidad familiar en Ámsterdam (21—26 D E 2018)


                                          “Sueño con pintar y luego pinto mis sueños”                                                                      Vincent  Van  Gogh



     Aunque había huelga de Renfe, mi hija Carmen y yo salimos de Lorca a las 7,30 de la mañana en el tren hacia Murcia. Nuestro tren debió encontrarse dentro de los servicios mínimos, igual que el que nos trasladó a Madrid. Comimos en la estación de Atocha  y en autobús  llegamos al aeropuerto  Adolfo Suárez de Barajas para encontrarnos con el resto del grupo: mi hijo Pepe, Bernarda y los nietos Pepe y Juan;  mi hijo Juan, Rocío y los nietos  Juan, Víctor y Rocío, además de mi nieta Marina y su novio Giuliano Petrone.

   El avión llegó con retraso al aeropuerto Schiphol de Ámsterdam a causa de la niebla, según explicó el comandante de la aeronave. Allí nos recogieron dos minibuses de 6  y  7 plazas hasta el muelle NDSM del río Ij  donde estaba atracado el Botel. Los camarotes tenían una amplia ventana que mostraban un bello paisaje marinero. Vimos pasar gabarras y ferrys entre patos y cisnes. Rápidamente comprobamos el cambio de clima, del Mediterráneo al Mar del Norte.  Aunque pequeños, los camarotes tienen de todo, especialmente calefacción. Y lo mejor, los empleados. Son sudamericanos y hablan español, hasta los del “Pollux”, con el simpático Carlos el hondureño.

Iniciamos el sábado 22 con un buen desayuno de bufet libre a bordo. A continuación un ferry (a los más novatos los bañó una ola provocada por el paso de un barco cercano y todos nos reímos) nos depositó en la Estación Central, centro neurálgico de todo tipo de transportes: metro, tranvía, autobús, taxi, tren… Cogimos un tranvía pues habíamos sacado tickets para los tres días y nos paramos en el Rijksmuseum con el deseo de contemplar los cuadros de Rembrandt. En particular nos interesó que vivió en el barrio judío de Ámsterdam y de sus personajes sacó las figuras bíblicas de sus cuadros. Pero pudimos detenernos en otros pintores holandeses menos conocidos. Rijksmuseum significa museo del Estado. Es un bello edificio de estilo holandés con su fachada de ladrillo rojo. Me encantó el enorme cuadro de la “Batalla de Waterloo” y el tríptico del  Juicio Final” en el que se imita un poco al Bosco. Mi favorito es “La ronda de noche” de  “Rembrandt que después de la restauración de 1947 se comprobó que no era de noche sino de día pues el barniz y la oxidación lo oscurecieron. Era más grande pero para que cupiera entre dos puertas le recortaron un trozo con tres personajes.

Su título original: “La compañía militar del capitán Frans Banninck Cocq y su teniente Willen Van Ruytenburgh”. Es el momento en que el capitán, de negro y con la golilla de la época, da la orden de marchar al alférez. Detrás, los dieciocho arcabuceros (vigilantes del orden) de la compañía que pagaron por aparecer en el cuadro. Además, un perro, dos niños y una niña que, como foco de luz, parece representar a la primera esposa del pintor fallecida hacía poco. Es un cuadro de grupo como también lo son “La lección de anatomía del doctor Tulp” y “Los síndicos del gremio de pañeros”. Rembrandt, influido por Caravaggio, emplea el estilo tenebrista y el claroscuro propio del barroco.

El otro gran pintor de la pinacoteca holandesa es Vermeer que utilizaba los más caros pigmentos llegados de todos los lugares del mundo gracias a la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, como el rojo cochinilla y el azul de ultramar. Obsesionado por la luz, hace que predominen las escenas urbanas, costumbristas y musicales con el laúd y la flauta. No fue entendido en su tiempo sino mucho después, en pleno siglo XIX. El museo solo posee cuatro cuadros de este pintor, “La lechera”, “Mujer leyendo una carta”, “El callejón de Delfty” y “La carta de amor”. 

La siguiente visita es al museo de la cerveza Heineken, gran edificio que comprende distintas salas donde se explica la elaboración de la cerveza y su historia. Pero  ¡qué gozada ¡  las degustaciones, los videos de nuevas tecnologías donde nos introducíamos en unas habitaciones con proyecciones en las cuatro paredes, techo y suelo como si fuéramos burbujitas. Pepe y Bernarda se montaron en unas bicicletas con el video de fondo de la ciudad aparentando pasear en bici por Ámsterdam, una especie de karaoke y muchas más cosas que no recuerdo. Sí que nos pusieron una pulsera verde a los mayores y roja a los menores, con unas florecitas que despegábamos cada vez que bebíamos un vaso de cerveza, Coca-Cola o Fanta. Y mucha música. A la salida nos regalaron llaveros de Heineken. No había manera de sacar a los jóvenes y no tan jóvenes de allí. Comimos en un bar cercano pizzas y hamburguesas. En metro fuimos a ver la Plaza Dam, la más importante, con el pequeño obelisco dedicado a los caídos en la segunda Guerra Mundial, el Palacio Real y toda la decoración navideña con un alto árbol de navidad, muy iluminado todo con luces de colores. A las cinco ya estaba anocheciendo. Andando por las orillas de los canales llegamos al Barrio Rojo, un espectáculo único. Aunque algunos de los escaparates rojos de las chicas tenían las cortinas echadas (no sabemos si era por temprano o porque estaban “trabajando”) la mayoría ya enseñaban sus encantos para atraer al personal. Algunos callejones eran tan estrechos que apenas podíamos pasar dos personas. No sé a los demás pero a Bernarda y a mí no nos gustó. ¡Y qué decir del olor a marihuana ¡ Era el lugar apropiado para comprar chocolate y dulces de esa droga que allí está legalizada, como lo está la prostitución. Entramos a un bar, nos tomamos unas cervezas pero el ambiente no era agradable, llevábamos menores. Buscamos el metro hacia la Estación Central y desde allí al ferry. Pero nos equivocamos de muelle y tuvimos que volver para coger el que estaba próximo al Botel. Aprovechamos el tiempo que quedaba hasta la cena para descansar en los camarotes. Yo estaba tan cansada que no salí pero el resto del grupo fue a cenar al barco de enfrente, un  barco de vela convertido en restaurante, el “Pollux”.

Amaneció el domingo 23 lloviendo y no paró en todo el día. Desayuno, ferry, Estación Central y tranvía hasta el Museo Van Gogh. De los dos edificios entramos primero al relacionado con Vincent Van Gogh, pues el otro está dedicado a pintores contemporáneos y amigos, en especial a Gauguin. Vamos buscando “Los girasoles”, uno de los cinco cuadros sobre estas flores amarillas,  “Los lirios”, una de las dos versiones que existen, “El almendro” con sus lindas flores blancas sobre fondo azul (posiblemente con influencia japonesa), “El melocotonero”, “La habitación de Vincent  en Arlés”, “La casa amarilla”(que compartía con Gauguin en Arlés),  los cuadros relacionados con las faenas del campo como “La cosecha” en el sur de Francia para aprovechar los días soleados gracias al viento mistral y “Marinas des Saintes Maries de la Mer” con sus aguas de “color cambiante”, como él decía. Entramos en unas salas tituladas “Van Gogh dreams” en las que la tecnología nos introduce en los cielos estrellados de sus obras. Las formas parecen moverse, caerse, arrastradas por un ligero frenesí. Los colores dominantes: el amarillo y el azul. De los más de cuarenta autorretratos destacaría el que lleva el sombrero de fieltro en puntillismo y uno de los varios que pintó con la oreja cortada. A lo que hay que añadir sus objetos de pintura como la paleta, algún mueble, las cartas a su hermano Theo, su mejor amigo, fotografías de su familia…

En cuanto al estilo pictórico la mayor parte de la obra pertenece al postimpresionismo, incluso el puntillismo que inventó Georges Seurat al que calificaron de neoimpresionista.  

Una vez fuera fuimos  a dar una vuelta por el mercadillo navideño más cercano, junto a una pista de patinaje al aire libre. Y como no paraba de llover y yo llevaba los zapatos y los calcetines mojados nos refugiamos en una terraza de bar cubierta a comer y beber. A mi hijo Pepe se le ocurrió la idea de acercarse al mercadillo y comprarme unos calcetines de papá Noel que apenas entraban en los zapatos, pero ¡menudo alivio ¡ y a alguien se le ocurrió que fuéramos a tomar café a un “ Hard Rock” que como yo no sabía de qué iba me sonaba a los famosos almacenes ingleses, ¡qué ignorante! Es una cadena de tiendas-cafeterías que acumulan objetos de cantantes famosos de rock (las botas de uno, el sombrero de otro, la guitarra de no sé quién…) para gente fetichista. Otra vez el tranvía para llegar hasta el sitio famoso. Los jóvenes compraron camisetas y yo me tomé un vaso de leche para entrar en calor. El tiempo corría y se hizo la hora de dar el paseo en barco por los canales. Con unos auriculares en español fuimos recibiendo la explicación de la historia de los diques para evitar las inundaciones de las mareas gracias al famoso ingeniero holandés Cornelis Lely que diseñó el primer plano de un dique en 1891. Cuando fue ministro de Obras Públicas lo aceptó el gobierno pero hasta que Holanda no sufrió unas inmensas inundaciones no se logró la aprobación del parlamento (1918). Es el conocido  Afsluitdijk (dique de cierre). El segundo dique es del siglo XXI, el Oosterschelde, de 9 km. y 62 compuertas. Los puentes tienen una iluminación especial, a veces muy original, llenas de colorido… Las fachadas de las casas nos sorprenden por su originalidad (su estrechez se debe a que se calculaba el impuesto sobre los inmuebles por el ancho de la fachada) y también llama la atención que  no echan las cortinas. Lo mismo que los barcos-casas varados dentro de los canales. A nadie le importa que la gente les vea. Para demostrar que el agua no está contaminada hay patos y cisnes. El sistema de alcantarillado no va a los canales sino al Mar del Norte.

De vuelta al Botel a través de tranvía, Estación Central y ferry. Yo hice como la noche anterior, me quedé en el camarote descansando y ellos se fueron a cenar al “Pollux”.

Y ya llegamos al veinticuatro de Diciembre, esta noche es nochebuena y mañana Navidad. Empezamos como siempre, desayuno, ferry y Estación Central. Esta vez cogimos el tren de cercanías a Utrecht y en veinticinco minutos llegamos a la ciudad del famoso tratado. Pasamos por unos famosos almacenes y paseamos por los canales buscando la altísima torre de la catedral (el Domkerk) gótica dedicada a S. Miguel que, al ser reconstruida después de un fuerte tornado, se edificó fuera de la torre, el edificio más alto de la ciudad. La nave de la iglesia nunca re reconstruyó. Así nació la plaza de la catedral del Dom, una zona abierta entre la iglesia y la torre. A un lado la universidad y al otro el Instituto Cervantes. Entramos al templo y nos explicaron que aunque había sido católica en tiempos de Carlos V, ahora es protestante. Yo lo había adivinado por la posición de los bancos. Los protestantes los ponen unos frente a otros, cosa que yo vi en Alemania. Lo más bello, el rosetón y las vidrieras como la de los evangelistas. En la puerta la estatua de una mujer alta como monumento a los caídos en la segunda Guerra Mundial con la fecha 1940-1945. Entablé una discusión con mi hijo Pepe cuando me habla de los contrafuertes en que se apoyan los arbotantes de la catedral. Le recuerdo que eso se llama estribo y no se convence hasta que lo encuentra en internet. No se da cuenta que él es de ciencias y yo de letras. Nosotros estudiábamos varios cursos de arte. Igual que en Ámsterdam, nos comen las bicicletas. Tardamos en encontrar un sitio donde cupiéramos los trece. Encontramos uno muy bonito para la primera cerveza pero nada de comer. La segunda cerveza la tomamos en un bar llamado “Belgie”, lleno de vírgenes (los belgas son católicos) pero tampoco tenían comida. Acabamos en un italiano comiendo un montón de pizzas y sin problemas de idioma porque llevábamos a Giuliano Petrone, afamado intérprete de la bella Calabria. Se nos hicieron las cinco de la tarde y ya anocheciendo fuimos a Utrecht Central a coger el tren para Ámsterdam, Estación Central y de allí al ferry que nos dejó junto al Botel con tiempo para descansar antes de la cena de Nochebuena en el otro barco, pero no más tarde de las 9.30. No aparenta por fuera lo bonito que es el restaurante “Pollux”. Todo de madera y muy decorado con motivos navideños, estupendo para las fotos. Recordando a las familias que no han venido, hicimos un video de felicitación a la familia de Rocío, otro a la de Bernarda y un tercero para Italia a la familia de Giuliano Petrone. Todos nos devolvieron los suyos, ¡la técnica ¡ COMIMOS, BEBIMOS, BRINDAMOS y CANTAMOS villancicos. Nos recogimos a dormir. Eso yo, los demás se fueron de copas.

¡¡25 de diciembre, Rum, Rum, Rum…!!. Desayuno, ferry y Estación Central para hacer las últimas compras hasta la 1.30 que llegaron los coches para transportarnos al aeropuerto destino Oporto. Pepe, Bernarda y yo nos damos un paseo por los alrededores de la estación y vemos una iglesia católica, S. Nicolás, pero estaba cerrada. Nos hicimos fotos junto a los grandes aparcamientos de bicicletas, que estaban llenos por ser día de fiesta. Comida en el avión y en poco tiempo llegamos a Madrid donde se separa el grupo. Se quedan Carmen, Marina y Giuliano. Juan  sale con su familia y yo con la de Pepe rumbo a Lorca.


miércoles, 19 de diciembre de 2018

Las carreras de cuadrigas en Roma

                              Las carreras de cuadrigas en Roma.


                                                                                 Dedicado a mi familia y amigos que año  tras año disfrutan de las carreras de cuádrigas, como aquí las llamamos, en las procesiones bíblicas de la Semana Santa de Lorca,  con el apasionamiento de blancos y azules.






   " Las carreras de cuadrigas desfilaban al principio de forma solemne", presididas" por la autoridad que ofrecía los "ludi" (juegos), al que le seguían jóvenes danzantes y músicos"... " Todos los juegos tenían un origen sagrado"... "Las primeras carreras de carros de Roma se celebraban en honor de Conso, deidad agrícola e infernal en la que se conjugaban los poderes germinales de la tierra"... En el Circo Máximo había un pequeño templo dedicado a la Venus del Mar, patrona de los aurigas. Entre carrera y carrera se lanzaban donativos al público y se realizaban otros espectáculos, casi siempre a costa del erario público. Comenzaban al amanecer y duraban hasta el ocaso. "Llegaron a celebrarse cien carreras diarias  durante la dinastía de los Flavios."... "Se desarrollaban en el circo, cuya pista de arena estaba dividida por una "espina" o mediana en torno a la cual se efectuaban las vueltas." Cerca del final de la mediana "había dos columnas, cada una coronada por un travesaño de mármol. Sobre el primero se instalaba una hilera de huevos de mármol, símbolos de Castor y Pólux, patrones de Roma, sobre el segundo una fila de delfines, consagrados a Neptuno, el dios de los caballos. Cada vez que una cuadriga daba una vuelta se quitaba un huevo y un delfín..."




   " Las carreras eran gestionadas por varias grandes corporaciones que se lucraban con ellas." Las "factiones" adoptaban un color distintivo ( azul, verde, blanco y rojo ) que identificaban al auriga. "Estos colores suscitaban verdadera pasión incluso entre los emperadores."
   " El más popular de todos los circos de la ciudad era el Circo Máximo (550 a, de C.) con una cavea en tres niveles. Medía 550 m. de largo por 180 m. de ancho y podía albergar hasta 150,000 espectadores."... " El circo también servía para hacer negocios a los taberneros, pasteleros, astrólogos y prostitutas, aunque la actividad más importante eran las apuestas..."




    "Los aurigas conducían carros tirados por 2, 3, 4, e incluso 10 caballos. Cada auriga llevaba un cuchillo al cinto para que", ante un peligro," cortara las riendas y evitara ser arrastrado por los caballos al galope.  La mayoría de los aurigas se recubrían de estiércol de jabalí para que el mal olor les evitara ser pisoteados por los caballos si se caían del carro. "
    "Otros participantes en las carreras de carros eran los "medici" (médicos), los " autigatores" (ayudantes de aurigas), los "procuratores dromi" (alisadores de la arena), los "conditores" (engrasadores de ruedas), los "moratores" (engrasadores de caballos), los " sparsores" (limpiadores de carros), los "erectores" (los que bajaban los huevos y los delfines), los "armentarii" (mozos de cuadra), caballerizos, entrenadores, veterinarios, sastres, guardias de establos, aguadores...etc."



                                            (Notas extraídas de un capítulo de " Eso NO ESTABA en mi LIBRO de HISTORIA de ROMA"  del periodista  Javier Ramos), 2017.

Fotografías de Lorca. Desfiles bíblico-pasionales.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Alhama de Murcia

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     ALHAMA   DE   MURCIA   (excursión de un día con los
                                                                 amigos del Museo arqueológico de Lorca)
       
                   He tenido siempre curiosidad por visitar esta ciudad por su pasado musulmán y por la fama de sus baños medicinales. El nombre viene de Al-Hamma, aguas termales, como ocurre con Alhama de Almería o Alhama de Málaga.
                   Salimos de Lorca a las 8.30 camino de Librilla para empezar por la visita del poblado amurallado de El Murtal (siglo V a. de C.), un cabezo desde el que se divisa el valle del Guadalentín  con la sierra de Carrascoy al fondo por un lado y la presa de la rambla de Algeciras por otro. Quedan los restos de un pequeño poblado con torres en las esquinas (bastiones), en un lugar privilegiado de cruce de caminos, hacia el este, el oeste y cerca del mar.
            La siguiente visita fue al Museo Arqueológico de los Baños de Alhama. El complejo termal se sitúa en el entorno de la Iglesia de S. Lázaro, patrón de la ciudad,  y el Castillo. Es un moderno edificio dentro de un espacio ajardinado en el que el agua es su principal protagonista en recuerdo de su pasado musulmán. En el museo se recogen materiales desde el siglo V a. de C. salas romanas con piscinas, así como la reutilización de las mismas en época islámica y cristiana. Hay fotografías del Hotel Balneario de los siglos XIX  y XX  hoy desaparecido al haberse secado el manantial de las aguas termales. Aquí se conserva el mosaico de una domus romana encontrado en las excavaciones de la Plaza de S. Lázaro, fechado a finales del siglo I a. de C. en teselas blancas y negras presentando un motivo en forma de media luna llamada "pelta" que en número de cuatro se colocan simulando un molinete girando.
            La singularidad de estas termas romanas radica en la existencia de dos complejos: uno recreativo  en espacios separados para cada sexo, con sus salas características, el frigidarium ( agua fría), el tepidarium (agua templada) y el caldarium (agua) y  otro de baño medicinal con piscinas y lucernarias en cada sala para regular la luz y la temperatura. Cuando se convirtieron en baños islámicos se añadió el carácter religioso del agua como elemento de purificación.
             A la entrada del Hotel Balneario, construido en el siglo XIX había una placa de mármol con la inscripción " AEGROTANTIUM SALUTI, VALENTIUM VOLUPTATI (Para la salud de los enfermos  y el recreo de los sanos).     
             Ya era hora de comer y nos dirigimos por una carretera de montaña llena de curvas al restaurante del Mirador de Gebas del que salimos muy contentos por tan buena comida y tan amable trato. Desde allí iniciamos una ruta de senderismo de las muchas que hay en Alhama, la del mirador del Barranco de Gebas y después la ruta del propio Barranco. Nos encontramos con un bello paisaje lunar o bad-land ( que no hay que confundir con las cárcabas calizas, estas son margas de greda grisácea) resultado de millones de años de erosión cuando el mar se empezaba a retirar de estas zonas. Este barranco era un fondo marino, ahora desprovisto de una cubierta vegetal. Hace 200 millones de años este territorio no existía y estaba bajo el mar. Todavía se pueden encontrar fósiles. Pero hace 130 millones de años se inició un lento levantamiento del fondo marino como consecuencia de las plataformas tectónicas de África y Europa. Es cuando empiezan a surgir las Cordilleras Béticas. Sierra Espuña era una isla ( el nombre de la rambla Algeciras significa la isla en árabe). Posteriormente el mar se retiró totalmente. 
             Dejamos para otra excursión el Castillo y otras rutas de senderismo.  
                                         
                 
             

     
                       

domingo, 7 de octubre de 2018

El juego




                                                 


                                                                      "Los hombres son juguetes de los dioses" (Platón)  


                        He encontrado en mi biblioteca un libro que tenía olvidado y que mi profesor de lingüística de la universidad nos comentaba a propósito de la idea del autor con respecto al origen del lenguaje humano como un juego, "Homo ludens" de Johan Huizinga. Lo acabo de leer y este es mi resumen comentario.
        Empezaré por definir qué es el juego. Para unos es un convenio con el fin de, con ciertos límites temporales y espaciales, realizar algo bajo reglas determinadas, desarrollándose fuera del curso habitual de la vida. Para otros es una acción que se desarrolla dentro de ciertos límites de tiempo y espacio, según reglas libremente aceptadas y fuera de la esfera de la utilidad.
        El niño y el animal juegan porque disfrutan con ello y lo hacen con libertad. Para el hombre no es una necesidad física pero sí pone a prueba su fuerza corporal, su inventiva, etc., sin traspasar las reglas ya que entonces se rompería el juego. Con frecuencia se rodea de misterio y entonces aparece el disfraz. Hay conexión entre lo lúdico y lo sacro, sobre todo en las civilizaciones antiguas. Los rituales sagrados coinciden con el juego en que se desmarcan del ambiente cotidiano y se recogen en un espacio cerrado. Ejemplos de espacios cerrados: el templo, una pista de tenis, un tablero de ajedrez, un parlamento...                                                                                                                  
        Para Huizinga los primeros sonidos, las primeras palabras, no son más que un juego. Analizando los vocablos con que se designa al juego en distintas lenguas señala que al hablar de juegos olímpicos estamos utilizando un término latino derivado de "iocus" (broma), aunque el latín  posee una sola palabra para todo lo relacionado con el juego, "ludus", puesto que para los griegos esas competiciones no eran juegos, porque "la porfía en todas las ocasiones, se convirtió entre los griegos en una función cultural tan intensa, que se consideró como algo corriente y lleno de valor y ya no se sintió como juego". En la vieja India, el sánscrito poseía diferentes palabras para expresar el concepto de juego. Igualmente en China. En los tres casos se diferencia el concepto de competición del de juego. Es ganar, ser superior a otro, obtener prestigio, honor, premios... Al hablar de competencia vemos que las lenguas románicas siguieron el mismo camino que el castellano, el francés "jeu", el italiano "giouco", el portugués "jogo", el rumano "joc". La  explicación podría ser semántica. 
       Todo lo contrario ocurre con  la lengua inglesa, que utiliza la misma palabra, "play", con el significando de jugar, tocar un instrumento musical y realizar una representación teatral, entre otras.
        Una forma de juego relacionado con la lengua es la utilización del enigma, que en un principio era un juego sagrado que se hallaba entre el juego y lo serio. La vida cultural con el paso de los años los fue separando. Ya los griegos eran muy aficionados a preguntas del tipo:
            ¿Quiénes son más, los vivos o los muertos?
             ¿  Qué es mayor, el mar o la tierra?
               ¿Qué fue antes, el día o la noche?
       Y los filósofos daban  las explicaciones mediante el juego del diálogo.
     La competición enigmática sagrada solía preguntar sobre el origen de las cosas, la vida, la religión. A lo largo de la historia sabemos de reyes que preguntaban a sus sabios, como Federico II de Hohenstaufen que sugirió a su astrólogo Miguel Scoto:
             ¿Dónde descansa la tierra?
              ¿Cuántos cielos hay?
               ¿Porqué es salada el agua del mar?
             Niega Huizinga que en la poesía solo haya que destacar el elemento estético porque cree que "En las culturas arcaicas la poesía representa una función social y litúrgica...el poeta es vate, un poseso, lleno de Dios... La poesía nace en el juego y como juego". Y recoge el hecho de que en algunas culturas antiguas grupos de chicos y chicas se decían estrofas poéticas con insinuaciones eróticas y burlas, repitiendo palabras e improvisando como un juego.
             El juglar ( de joculator) de la Edad Media conserva la historia, la tradición y al mismo tiempo fanfarronea en las fiestas. Entre los géneros de la poesía trovadoresca medieval no podía faltar el "joc partit", juego de preguntas y respuestas en asuntos de amor. Cuando investigamos las primeras muestras literarias de una lengua siempre la poesía precede a la prosa. La poesía es un juego de palabras que adopta distintas formas, épica, lírica y dramática. De todas ellas la más lúdica es la lírica, la más alejada de lo lógico y más cercana a la música y danza. La tragedia y la comedia griegas se presentaban en competiciones, como un juego de donde salía un ganador. El verdadero poeta -dice Platón a Sócrates- tiene que ser a la vez trágico y cómico, como la vida misma.
            Elemento muy importante en la poesía primitiva  es la personificación, siendo uno de los  más utilizados, en palabras de Huizinga, la especulación mítica sobre el origen del mundo y de las cosas:
             ¿Qué era el principio?
              ¿Qué había antes?
             Las respuestas caen en el campo de las leyendas. En muchas el mundo surge de algún cuerpo humano con la intervención de un dios creador. En las religiones más arcaicas encontramos un mundo de dioses y de espíritus en forma de animal. También los hombres, como el hombre-lobo.
            Donde mejor se aprecia  la relación del juego con la filosofía es en los sofistas griegos, en el "impulso de realizar una exhibición para lucirse y derrotar a su rival en lucha pública, dos móviles del juego social", utilizando el viejo sistema de preguntas y respuestas. Tanto Platón como Aristóteles consideraron un juego digno luchar seriamente contra los sofistas, que además cobraban dinero con eso.
           Nuestro autor sobre las artes empieza con la música, "ya sea que la música alegre y divierta a los oyentes, ya sea que exprese una alta belleza, o tenga una sagrada finalidad litúrgica siempre sigue siendo un juego" ( los actuales conciertos con su silencio y la fama de sus directores son de fecha reciente). Lo mismo se puede decir de la danza, considerada su arte gemela. Aunque hay  grandes diferencias, desde las danzas sagradas a los bailes de las fiestas populares que van perdiendo el carácter lúdico.
           Las artes plásticas (pintura, escultura y arquitectura) son las que menos participan del carácter lúdico, pese a los concursos. Recordemos que Brunnelleschi ganó el concurso para construir la cúpula de la catedral de Florencia frente a 13 rivales.
           Si comparamos la cultura griega con la romana, la primera es más lúdica , ya que los latinos dieron muestra de ser más prácticos, más económicos y más jurídicos, aunque al mismo tiempo,  menos fantasiosos. Excepto las luchas humanas o con animales que responden al dicho "panem et circenses".
          En Bizancio el juego se centró más en las competiciones de carreras en el hipódromo que hacían dividirse a los bizantinos en bandos y colores (4), hasta en partidos políticos.            
          Otra apreciación de Huizinga, ahora sobre el renacimiento: "Si alguna vez una élite consciente de si misma ha tratado de concebir la vida como un juego de perfección artística ha sido en el Renacimiento", con figuras mitológicas, alegorías, decoración... El Barroco, con su principal característica, la exageración es tan lúdico como el Rococó. Pero el siglo lúdico por antonomasia es el XVIII, con el juego político de intrigas y aventuras, clubes, asociaciones, tertulias literarias, asociaciones secretas, el gusto por los salones, las pelucas, los trajes... El ímpetu del juego hizo a estos hombres y mujeres fecundos para la cultura, pero sin olvidar los ideales sociales y educativos. En el siglo XIX la revolución industrial logró que en casi todas las manifestaciones de la cultura el factor lúdico fuera perdiendo terreno: "Europa se viste de ropa de trabajo".
            El desarrollo del deporte desde finales del XIX se practica con unas reglas más rigurosas y la disciplina que se impone hace que se vaya perdiendo algo de su contenido lúdico. Empiezan los jugadores profesionales para los que el deporte ya no es un juego, es demasiado serio.
            Política y juego lo explica Huizinga  cuando dice que "no es osado afirmar que el elemento lúdico constituye uno de los aspectos fuertes del parlamentarismo que no solo se manifiesta en las discusiones y en las formas tradicionales de las sesiones, sino que van más allá en las costumbres de las elecciones, concretamente en los Estados Unidos de América, que desde 1840 crearon un estilo  con más ingenuidad y espontaneidad, por tanto más lúdico".

            Quiero terminar con algunos dichos o refranes que hacen relación al juego.


Hacerle a alguien el juego.
Poner en juego.
Estar en juego.
El juego del amor.
Jugar en bolsa.
Dar juego.
Hacer juego sucio.
El juego de las ideas.(Kant).
En el amor y en el juego se conoce al caballero...etc.

             


         

miércoles, 26 de septiembre de 2018

DE PELUCAS

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               


                                                                                 Ilusión es para un calvo
                                                      tener en la cabeza algo.  (Refrán)

        Las pelucas las usaron en Egipto y otras culturas antiguas como las de asirios y fenicios pues, dada la mala higiene de esas épocas, evitaban los piojos y diferentes enfermedades.
        A las mujeres romanas les gustaban las pelucas rubias, muchas veces elaboradas con los cabellos de las esclavas germanas. Pero al llegar el cristianismo se las relacionó con actividades paganas por lo que en el Concilio de Constantinopla se decidió excomulgar a quien las usara. Por esa razón las pelucas entraron en decadencia.
       En Oriente se usaban en el teatro y también las geishas.
       Para disimular la calvicie reaparecieron las pelucas en el siglo XVI, como fue el caso de Isabel I de Inglaterra que tenía una amplia colección, especialmente pelirrojas. En el siglo siguiente,  Luis XIII de Francia, las puso de moda para los hombres y de Francia pasó a Inglaterra que extendió la moda por toda la Commonwealth para abogados y jueces.
       Dice Johan Huizinga en su libro "Homo ludens" que es en las épocas modernas de la cultura europea  donde más se nota el impulso lúdico de la peluca y que, aunque casi siempre se asocia las pelucas blancas al siglo XVIII,  es mucho más característica en el XVII: "quien quería pasar por caballero, noble, consejero, soldado, clérigo o comerciante llevaba peluca con los vestidos de ceremonia... es lo más barroco del barroco".
       Llegaron a adquirir tales dimensiones que se cuenta que María Antonieta guardaba dentro las cartas y que en el teatro había protestas porque tapaban la escena. Pero en conjunto daba aires de majestad, como se ve en los retratos del joven rey Luis XIV de Francia.
       Se fueron estilizando con bucles en las orejas, polvos blancos de harina de arroz o de cal y cintas. Se impuso la tendencia en las damas de altos tupés y en los hombres ( más los militares) una trencita por detrás. Esta moda llegó hasta los Estados Unidos de América.
       Algunos jóvenes ingleses en el mismo siglo XVIII empezaron a dejarse los cabellos largos, pero fue la Revolución francesa la que inició su final.
       Desde entonces las pelucas se reservan para el teatro, el cine, el carnaval, para tapar la calvicie o como resultado de tratamientos médicos.
        En el conservador mundo judicial de la judicatura anglosajona se siguen utilizando las pelucas blancas.

sábado, 14 de julio de 2018

Recuerdos comprados en Egipto (2001)

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Recuerdos comprados en Egipto    (2001)


                                                                                             "El corazón del hombre necesita creer algo,                                                                                                     y   cree mentiras cuando no encuentra                                                                                                                          verdades en que creer"

                                                                                                                            María Zambrano



        En mi viaje por las tierras del Nilo me traje varios amuletos que tienen como misión dar suerte y espantar el mal. Estas creencias hay que relacionarlas con la magia y con los dioses. Fórmulas mágicas había en la antigüedad para todo, desde para enamorar a una mujer hasta para evitar la mordedura de serpientes y escorpiones, algunas conservadas en el Museo Egipcio de Turin. Podemos encontrarlas escritas sobre la piedra de algunas estelas, sobre estatuas, pergaminos o telas. Los rituales exigían el conocimiento del nombre de las personas, de los animales o de las cosas, pues las palabras siempre acompañaban a las prácticas mágicas porque las palabras de los ritos estaban dotadas de un potencial mágico absoluto. Escritas en las paredes de las tumbas, en estelas  o en los papiros, permanecerían vivas para toda la eternidad.

                                               Cartuchos de Ramsé II y Nefertari  


       Para confeccionar los filtros de amor se sacaba sangre del dedo corazón de la mano izquierda, posible antecedente del lugar de los anillos de compromiso.
        Cuando la medicina era incapaz de resolver una enfermedad, se recurría a  las palabras mágicas. Muchas letanías o frases se basan en la creencia de que las palabras poseen una gran influencia  sobre las curaciones. Los rollos de papiro con textos de magia eran custodiados en los templos por temor a se utilizados indiscriminadamente. El lugar adecuado para custodiarlos era la Cámara Secreta del dios Tot, el dios de la escritura y la sabiduría según el papiro Westcar. Hasta tal punto los antiguos egipcios estaban convencidos de la fuerza de las palabras que se borraba el nombre del indeseable.
        Mención especial merece la creencia en el llamado "mal de ojo" que sigue vigente en países mediterráneos. Donde yo vivo, en la provincia de Murcia, aún se puede ver un lazo rojo en la capota del cochecito de algún bebé. En la posguerra en Almería a mi hermana menor la llevaron a una señora que quitaba el mal de ojo. Concretamente iba dirigido a bebés y lactantes. Aunque se atribuía a los humanos, también podía proceder de las serpientes. Para combatir el mal el amuleto del ojo de Horus en el antiguo Egipto se colgaba al cuello o se llevaba en las muñecas, a lo que se añadían  conjuros mágicos. Además existía el uso mágico de los afeites, en los párpados para que el mal  no entrara por los ojos y en los labios para que no entrara por la boca.
             Uno de los amuletos más famosos es el del escarabajo pelotero que se solía poner sobre el corazón de los difuntos creyendo que tenían poderes regenerativos por la manera de procrear. Hacen una bola de estiércol con sus patas y entierran en ella los gérmenes de los nuevos escarabajos. Este talismán era imprescindible entre los objetos de las tumbas. Se han encontrado muchas variedades de escarabajos, en basalto, mármol verde, pasta de vidrio azul y porcelana. En su base llevan escritas fórmulas mágicas. Posteriormente se realizaron pectorales con grandes escarabajos con la barca solar. Yo compré varios para regalar y dos para mi en una pulsera.


   Durante el Imperio Nuevo, cuando los faraones se convirtieron en dioses, los animales llegaron a ser el centro de sus ritos religiosos y mágicos. De todos ellos, el gato fue el más venerado por sus cualidades protectoras. Además permitía que cada egipcio tuviera un dios en su casa. Los aullidos del gato se identificaban con las voces de los muertos, y eran imitados por los sacerdotes para convocar a los espíritus. Han aparecido gatos en las tumbas más ilustres, como una cabeza de gato en la de Tutankamón. Otros animales protectores como el chacal, el babuino, el halcón...daban forma a los tapones de los vasos canopes que contenían las vísceras de los momificados. Sagrados eran los carneros por encarnar una fuerza generadora y la potencia sexual. La vaca, vinculada con Isis y Hathor, disfrutó de un estatus especial. Los toros divinos eran amuletos vivos contra el mal, como el toro Apis de Menfis. Otro tanto podríamos decir de pájaros, roedores, monos, hasta de las serpientes,  los escorpiones y los cocodrilos  que poseían poderes sobrenaturales por lo que algunos reyes los llevaban como sobrenombre ( el rey-serpiente, el rey-cocodrilo).
      Otro amuleto mágico que me compré fue el " ank", la cruz ansada, símbolo de la fecundación de la tierra por el sol, especialmente la vida, la vida eterna. Los difuntos la llevaban en la mano para suplicar a los dioses la inmortalidad.





      Me hicieron dos cartuchos en oro para regalar y uno en plata para mi. EL cartucho egipcio o "shena" recibe el nombre del francés "cartouche" porque los soldados franceses de Napoleón le encontraron  parecido con el cartucho de munición que ellos utilizaban. El cartucho egipcio empezó siendo un símbolo solar y por eso era redondo. Lo rodeaba una cuerda con tres nudos unidos a una barra inferior que simbolizaba "todo lo que rodea al sol". Dentro escrito en jeroglífico iba el nombre del rey o reina.  Pero  se fue alargando cuando el nombre era compuesto y ya no cabía. Aquí el mío con mi nombre en jeroglífico imitando a los faraones.



     El papiro era el material típicamente utilizado como papel. Su fabricación procedente de una planta vegetal resultaba barata porque crecía  a orillas del río Nilo. El tallo se cortaba en finas láminas que, después de unidas y prensadas, se secaban al sol, tomando el definitivo color amarillo. En una tienda de Luxor nos enseñaron todo el proceso. Los mantenían enrollados en cilindros para protegerlos de la humedad. Compré dos para enmarcarlos como cuadros.
     Uno representaba la "sicostasia", el pesado del corazón. En la escena aparece a un lado Horus, al otro el difunto y en el centro la balanza en la que pesan el corazón Osiris y Anubis en un platillo, en el otro una pluma. Si mantiene el equilibrio, señal de las buenas obras realizadas en vida por el hombre. 
      Más enigmático es el del árbol del  sicomoro con cinco pájaros. Simboliza  el árbol de la vida, y de los pájaros los cuatro que miran  hacia la izquierda representan la infancia, la adolescencia, la juventud y la madurez. El que mira a la derecha simboliza la vejez. Curiosamente el que representa la madurez tiene las alas desplegadas.

       El recuerdo que más he disfrutado ha sido un sombrero para la playa, que sigo usando, con el alfabeto jeroglífico simplificado posiblemente para los turistas. La palabra jeroglífico viene de "ieros" (sagrado) y "glifo" (escribir, grabar). Pero solo una parte muy pequeña de la población del Egipto faraónico sabía leer este tipo de escritura. Todos hemos estudiado que fue Jean François Champollion quién descubrió el misterio de los jeroglíficos, con la ayuda de la lengua copta que conocía a la perfección y tras intentos de siglos anteriores. Con él nació la ciencia de la Egiptología que continuó su colaborador alemán Karl Lepsius. Los jeroglíficos se escribieron durante más de 4,000 años, desde aproximadamente el 3,000 a. de C. sufriendo diversas transformaciones: egipcio antiguo, medio, neoegipcio, demótico y copto (egipcio de la época cristiana). Esta escritura se compone de  signos que representan  personajes, animales, plantas, edificios, muebles, armas, instrumentos de culto y todos aquellos objetos que los egipcios tenían cerca y de una serie de reglas. La alineación podía ser horizontal o vertical, según las preferencias del escriba y la lectura  en horizontal podía ir de derecha a izquierda o de izquierda a derecha. Para saber la verdadera dirección hay que ver para que lado miran los personajes o animales. Si miran hacia la derecha leeremos de derecha a izquierda. Si miran hacia la izquierda leeremos de izquierda a derecha.
       El último texto jeroglífico conocido, inscrito en las paredes de un templo, es el  de Isis en Filé construido en 394 d. C.
      Uno de mis compañeros de viaje, estudioso durante años de la escritura jeroglífica, me regaló una gramática. He intentado varias veces aprender pero ante tanta dificultad he terminado tirando la toalla. De lo poco que recuerdo, lo más difícil es que un mismo signo puede ser una palabra, una sílaba o un sonido. Se distingue por el determinativo que lleva detrás.

    (Pensaba intercalar la foto del sombrero pero no he podido encontrarlo. O lo he perdido o me lo han quitado)                                                                                                                                                                             

domingo, 20 de mayo de 2018

El Nilo que yo vi en 2001

                                                                                                             
                                                                                                                                                                                                                         
                                                         El Nilo que yo vi en  2001

                                                                                                    "Egipto es un don del Nilo"
                                                                                                            Heródoto

           Si se ha dicho que todo en Egipto es monumental y grandioso, el río que lo atraviesa de sur a norte no podía ser menos, desde el lago Victoria al mar Mediterráneo, donde se divide en dos ramas: al este Damietta, al oeste Rosetta. Se divide en Nilo Azul (a su paso por Etiopía, Sudán y parte de Egipto) y Nilo Blanco (por Egipto). Es el más largo de África y el segundo del mundo tras el Amazonas.


           En un país donde predomina el desierto este río fue fundamental en el nacimiento y desarrollo de la cultura faraónica. No solo aportaba agua y alimentos sino que fue la principal vía de transporte. La vida de los antiguos egipcios dependía de sus crecidas que al anegar las tierras colindantes las hacía más fértiles. En los textos de las pirámides se recuerda cómo "los campos ríen cuando  las riberas se inundan". Las crecidas fueron anuales hasta la construcción de la presa de Aswan en 1902, ampliada en 1970. En esta parte encontramos la primera de las diez cataratas. Cuando nos acercamos a ver el obelisco inacabado íbamos pisando granito rosa, que recibe el nombre de "sienita" por ser Siena el antiguo nombre de la ciudad de Aswan.  Es una parte del río donde abundan las falúas, embarcaciones de altísima vela en forma de triángulo a las que el viento les sopla generalmente de  sur a norte, lo que les permite navegar sin motor. Nos dimos un delicioso paseo en una de ellas.


          El afán de venderles productos egipcios a los turistas lo comprobamos en Esna, cuando el barco tenía que maniobrar y esperar a que se abrieran las puertas de la esclusa. Es el momento en que unos vendedores en pequeñas embarcaciones aprovechaban para lanzarnos sus productos, manteles, toallas, chilabas...etc. con bastante puntería. Otros permanecían en los muros laterales a la esclusa.


          Una de las cosas que queríamos ver por el Nilo era los cocodrilos, que habían sido muy temidos por los egipcios a lo largo de la historia. Pero hoy prácticamente han desaparecido a causa de la presa. Se han ido desplazando hacia la parte del Sudán. Nosotros solo pudimos ver una cría que llevaba un hombre en la mano.


          El cocodrilo tuvo su protagonismo en la mitología egipcia, pues fue Sobeck, el dios cocodrilo  el que creó el fértil Nilo. Hapi era el dios del Nilo, al que se representaba con prominente barriga y pechos por ser generador de fertilidad y fecundidad. Se hacían festejos en su honor con himnos como este:
       "Tu eres quien hace celebrar fiestas en los templos... Cuando estás inactivo, se taponan las narices, todos se hacen pobres.... Cuando te desbordas ¡Oh, Hapi! se te hacen ofrendas".
          Relacionadas con el río están las serpientes, que además se encontraban en el desierto y en los establos. Por eso los antiguos egipcios las consideraban una amenaza. Aparecen en los jeroglíficos significando diosa. En el caso de la cobra decoraba la corona de los faraones para simbolizar el poder de la monarquía. En la entrada de los templos se pintaban como medida de protección.
          Pero nada daba más belleza al Nilo que las hileras de palmeras, algunas datileras, que dan color verde a sus riberas. Y más teniendo en cuenta que a pocos metros todo es desierto y color ocre. A veces me pasaba horas contemplando el paisaje desde el barco, en especial a la puesta del sol.


                                                                                                                                                                         Por el río Nilo se hacían procesiones solemnes en barcas de papiros, a remos y vela, Se transportaban los sarcófagos hasta las necrópolis de la orilla izquierda y muchos faraones se enterraron con sus barcas reales.

      En cuanto a los cultivos, a las orillas del río se producía avena, trigo y cebada. Así la base de la alimentación era el pan y la cerveza.. Para la industria textil era importantísimo el lino. Entre las frutas destacaban los dátiles y los higos. En los bajorrelieves podemos apreciar cómo se realizaban las faenas del campo y en especial la vendimia. De los peces que aparecen en los relieves antiguos casi la mitad se extinguieron a partir de la construcción de la presa de Aswan. De los que quedan es muy valorada la perca. Junto a la presa hay muy poca población, pescadores nativos, pastores de camellos y ovejas que pudimos ver por las orillas.

      Aún queda viaje, Constanza, pero ya poco.                                                                                                                                                                                                                                            

lunes, 14 de mayo de 2018

Dos cruceros por Egipto

                                                                                                                                                                                                           Dos cruceros por Egipto       ( 2001)
                                                                                                     
                                                                                  "Laudator temporis acti"  (alabanza de los
                                                                                   días pasados)
                                                                                                                                Arte Poética.
                                                                                                                                       Horacio
     
             Mira, Constanza, ya tengo aquí el cuarto capítulo de mi viaje a Egipto. Este se limitará a contar la parte de los dos cruceros, el primero por el Lago Nasser y el segundo por el Río Nilo.            
                Procedentes de Barcelona aterrizamos en Aswan para embarcar en el "Prince Abbas"


con el fin de realizar un crucero de cuatro días por el Lago Nasser. Antes de eso nos hicieron un recorrido por la ciudad de Aswan y nos detuvimos en el monumento a los rusos por su cooperación en la construcción de la presa, el obelisco inacabado en el suelo rosa de granito y el muro que separa la presa antigua de la nueva.


        El Lago Nasser o Presa de Aswan tiene 500 km de longitud y de 15 a 30 km de anchura. En las riberas desierto, desierto y más desierto de arena. Sahara significa desierto en lengua árabe.
        El "Prince Abbas" era una embarcación moderna que disponía de todas las comodidades, buen servicio de cocina, piscina, música folklórica a cargo de jóvenes y bellos camareros nubios de piel achocolatada, juegos, biblioteca, el té de las cinco, cenas en cubierta... y un camarote cómodo y fresco, con buen aire acondicionado. Como soy muy calurosa solía ponerlo a 14 grados. Tenía algo enormemente original, los cristales de la ventana y de la puerta exteriores que daban a un corredor que recorría el barco y por el que deambulaban los pasajeros. Desde fuera eran espejos donde las chicas se miraban al pasar y por dentro eran transparentes, así que nosotros veíamos a la gente pasar aunque estuviéramos en "paños menores". Me recordaban los espejos de las comisarías de las películas americanas donde los polis observaban a los detenidos sin ser vistos.
       Realizábamos paradas para visitar los templos salvados de las aguas de la presa y volvíamos a comer al barco. El primer día me levanté muy temprano para ver amanecer y la salida del sol por el desierto porque me lo habían recomendado como algo espectacular. Pero el sol sale igual en todos sitios.
       Siempre que salíamos del barco nos acompañaba un policía con metralleta. Nos reíamos porque ignorábamos los problemas de terrorismo que habían sufrido algunos turistas. Y en menos de un mes ocurrió el trágico suceso de las Torres Gemelas de Nueva York. Estaba justificada la policía específica para proteger a los turistas.
       Una noche recibimos una sorpresa muy bonita. Los tres barcos que navegábamos juntos atracaron cerca de la orilla, apagaron las luces y se iluminaron los templos. En pocos minutos  empezó a sonar la música de los coros de la ópera del Nabucco de Verdi. ¡Momento mágico! Es en el tercer acto cuando los judíos reclaman su independencia tras ser sometidos a la esclavitud por Nabucodonosor, rey de Babilonia,  y que se convirtió en un icono del ideal de independencia en la Italia del siglo XIX.     
                                                    "Va, penseiro, sull·ali dorate;
                                                    va, ti posa sui clivi, sui colli...."
                                                    (Vuela, pensamiento, en alas doradas,                                                                                                          vuela y asiéntate en las laderas y las colinas...)

     Terminamos tumbados en las hamacas de la piscina mirando el cielo cuajado de estrellas "africanas" y fumando shishas de frutas.
      La última noche desayunamos a las tres de la madrugada para salir en unas barquitas a modo de pateras, a oscuras, con nuestro guardia de seguridad hacia el aeropuerto, pequeño y plagado de mosquitos. Volamos hasta Aswan para embarcarnos en el "Ramsés, King of Egypt " rumbo al norte. Pero antes dimos un paseo en faluca, embarcación típica del país con una alta vela.

                                  

Durante el recorrido nos detuvimos ante el famoso Hotel Old Catarat donde Agatha Christie escribía algunas de sus novelas y donde se rodó la película "Muerte en el Nilo", basada en una de ellas. Pasamos junto a la colina  del mausoleo del Aga Khan y rodeamos la isla de Kitchener, mientras unos niños nos acompañaban en pequeñísimas, donde solo cabía uno, para que les echáramos algunas monedas.  El Aga Khan fue un famoso imán chiita casado con la Begún.
        Este barco era más lujoso que el anterior pero más antiguo. Nuestro camarote constaba de dormitorio y salita de estar con sofás y con un ventanal al río. Solo tenía un problema, que por estar próximo a los motores el ruido no nos dejaba dormir y nos pasábamos la siesta en el salón de té contemplando el bello paisaje de las riberas llenas de miles de palmeras, viendo a mujeres lavando la ropa como antiguamente, los niños bañándose y los hombres pescando a base de golpes de palo. Fuera se alcanzaban los 50 grados. Cuando volvíamos al camarote nos encontrábamos las toallas convertidas en un animalito diferente. El que más me gustó fue el cocodrilo.

 
        Por las noches, tras la cena había una fiesta diferente. En la de la noche árabe estrené la chilaba que me había comprado en Edfú y el velito con moneditas doradas para la cabeza.


                                  
    Otra de las fiestas correspondía a la danza del vientre que ejecutaba una joven bailarina, entradita en carnes. Es una danza muy popularizada en el mundo musulmán que puede ser una evolución de diversas danzas tradicionales antiguas de Oriente Medio. Destaca por la música, los ritmos, el vestuario y en especial por los movimientos de la pelvis.

                          

        La tercera noche nos presentaron un espectáculo derivado de los derviches en el que jóvenes vestidos con coloreadas faldas de capa daban vueltas y vueltas, sin marearse. Los auténticos derviches tienen su origen en el siglo XVI en Turquía. Antes de danzar se quitan la capa negra que significa la tumba y se quedan vestidos de blanco, la mortaja. Con la mano derecha hacia el cielo y la izquierda hacia la tierra, van girando su cuerpo soñando que son astros errantes que buscan a Dios. Se unen el misticismo y el folklore. Derviche significa "camino al portal", "el que busca la puerta".



       Para llegar a Esna tuvimos que bajar 8 m por la esclusa. Era la primera vez que sentía esa sensación,  como si el barco fuese un ascensor.
        El crucero terminaba en Luxor y se acumulaban tantos barcos en la orilla  que se amontonaban en paralelo dejando abiertas las puertas de manera que llegábamos a tierra.




        Acaso continúe.....