viernes, 30 de marzo de 2018

Especulaciones científicas

                                     
                                                 
                                        Especulaciones científicas

    Deseo empezar con la frase con la que abre Carl Sagan "Los dragones del Edén": "Escribir un libro sobre un tema tan alejado de la propia especialidad es, en el mejor de los casos, aventurado". Mi curiosidad, aún siendo persona de letras dedicada a la enseñanza de la Lengua y Literatura españolas, me lleva a investigar, a interesarme por cualquier tema y en este caso en particular por la evolución del cerebro humano.
     Parece ser que la mayoría de los científicos están de acuerdo en que el Homo sapiens es el animal que posee el cerebro más grande en proporción al peso de su cuerpo. El cerebro de los mamíferos puede llegar a pesar de 10 a 100 veces más que el de los reptiles y mucho más que el de los peces. De las cuatro fases del proceso embrionario del cerebro humano, en la primera ( a las 3 semanas) y en la segunda  (a las 7 semanas) nuestro cerebro se asemeja  al de los peces y anfibios. No así en la tercera ( a los 4 meses) y la cuarta (al nacer). Según la científica Mara Diersen los reptiles disponen de un bulbo en el extremo cefálico de la médula que ordena la supervivencia sin interacción emocionante, mientras los primitivos mamíferos superponen estructuras que sustentan la capacidad emocional con el hipotálamo, lo que supone un cambio en su comportamiento: apego a las crías y tendencia a vincularse con los congéneres.
      Es muy probable que la nutrida población de grandes reptiles ha venido disminuyendo y que hace solo mil o dos mil años hubiera muchos más reptiles de gran tamaño de los que hay en la actualidad. No hay más que ver las leyendas populares que en diversas culturas relatan la lucha con dragones, como en el ejemplo de S. Jorge. En la Biblia se dice que en el paraíso había reptiles y que el primer acto de Adán, antes de la creación de Eva, fue poner nombre a los animales.
     Carl Sagan se pregunta si puede pensarse que "los dragones llegasen a constituir un gravísimo peligro para nuestros antecesores de hace millones de años y que el terror que suscitaban, junto con las muertes que causaban impulsaran la evolución del intelecto humano". Original su teoría de que el temor a las caídas guarde relación con nuestros orígenes arbóreos, temor que compartimos con el que sienten otros primates: chimpancé, orangután ( hombre de la selva en la lengua malaya) y macaco. Para el que vive en un árbol, el modo más fácil de morir es olvidarse del riesgo que corre de caerse.  
     El volumen del cerebro del hombre es aproximadamente de unos 1,375 cm cúbicos, pero hace cinco millones de años, unos antropoides que ya caminaban sobre dos patas tenían un cerebro de 500. El bipedismo, por tanto, fue anterior al desarrollo del cerebro humano. Cuando este alcanzó los 700 cm cúbicos fabricaba herramientas, porque, como decía Charles Darwin, andar sobre dos patas deja en libertad las manos. A propósito de las manos señala Sagan en el uso de la mano derecha y de la izquierda que en la mayoría de las lenguas el término "derecho" se equipara a legalidad, conducta correcta, principios morales y masculinidad, mientras que "izquierda" es sinónimo de cobardía, debilidad, objetos turbios y feminidad. Se podrían sugerir diversas explicaciones, los nobles se sentaban a la derecha del rey, los  buenos están sentados a la derecha de Dios Padre... El citado científico inglés lo relaciona con el papel higiénico en las sociedades preindustriales, pues mucha gente usaba la mano izquierda para, después de excrementar, usar la higiene personal. Se intentaba evitar enfermedades infecciosas y contagiar a los demás, teniendo en cuenta que se saluda y se come con la mano derecha. Incluso hubo un tiempo en que se castigaba a los niños que no seguían esa costumbre. Lo cierto es que no está claro por qué se prefirió la derecha a la izquierda. ¿ Porque hay más individuos diestros? Los zurdos solo suponen el 10%. Algunos indicios sugieren que tal vez se da en el ser humano una polarización de índole genética que predispone a usar la mano derecha.
     Volviendo al cerebro, el aumento de su volumen ha consistido principalmente en un incremento de  la corteza cerebral que aproximadamente ocupa el 80%. Además se ha comprobado que hay asimetría entre los dos lados del cerebro, el lado izquierdo es mayor que el derecho, ¿probablemente por su relación con el lenguaje? Pero hace entre 80 mil y 60 mil años o quizá menos, algo ocurrió en nuestro cerebro, un cambio que no tuvo nada que ver con el tamaño pero que nos hizo finalmente diferentes. Hay quien lo ha atribuido a un cambio en la dieta, más carne pero especialmente cocida que ablanda los alimentos y algunos con poderes curativos. Esto supuso un alargamiento de la vida de los mayores ya sin dientes. Se podría decir que el fuego, la escritura y la rueda fueron los tres pilares de la civilización. El fuego además se convirtió en una fuente de luz y de calor. Hay quien piensa que
la herramienta más importante que desarrolló el descubrimiento del fuego fue el cerebro humano. Recordemos el mito de Prometeo que robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres, lo que le valió el castigo de Zeus que lo encadenó a una roca donde cada día venía un águila a devorarle el hígado inmortal. Hércules mató al águila y lo liberó. A continuación Prometeo se reconciliaría con Zeus y entraría en el Olimpo.
   

6 comentarios:

  1. Muy interesante. Me alegro de que tu curiosidad te lleve por la senda de la ciencia.

    El físico y escritor inglés Charles Percy Snow (1905-1980) preguntó en alguna ocasión a representantes de la llamada «cultura tradicional» –para él, humanística o de letras– si alguien le podía explicar la segunda ley de la termodinámica. La respuesta era siempre fría y negativa. Snow consideraba que la pregunta equivalía a preguntar a un científico si había leído alguna obra de Shakespeare. En la prueba inversa, haciendo una encuesta a científicos e ingenieros británicos, Snow no había tenido mucha más suerte. Algunos –pocos– habían leído mucha literatura, pero la mayoría respondía que habían «intentado leer algo de Dickens». Snow se escandalizaba: lo habían intentado, «como si Dickens fuera un escritor increíblemente esotérico, complicado y poco legible».

    Estos ejemplos se encuentran en el texto que leyó en la conferencia Rede de 1959 –las conferencias Rede son lecturas públicas que se hacen una vez al año en la Universidad de Cambridge y que llevan el nombre de Sir Robert Rede, un importante jurista británico muerto en 1519.
    Snow la tituló su conferencia "Las dos culturas y la revolución
    científica" y la primera parte del título hizo fortuna. Así, a menudo se habla de las dos culturas –la científica y la humanística–, que, según lamentaba Snow, estaban muy alejadas y separadas por una especie de muro que dificultaba la comunicación entre los integrantes de cada una.

    Snow denunciaba un grave problema de comunicación y lo hacía con un pie en cada bando. Se había dedicado a la espectroscopia, pero siempre había querido ser novelista. Y lo consiguió: publicó más de una docena de novelas. Con todo, quizá en su conferencia, y a pesar de ofrecer planteamientos interesantes y algunos incluso muy evidentes, no recurrió a un estilo más moderado, lo que le habría reportado más aceptación. Aun así, abrió un debate que aún perdura.

    Mama busca esta conferencia en internet es muy interesante y también la réplica que le dió un humanista del "otro bando", Frank Raymond Leavis (1895-1978).

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  2. Lo tuyo no es un comentario, es un miniensayo. No recuerdo bien si fue Ramón y Cajal el que decía que empezamos a hacernos viejos cuando perdemos la curiosidad. Yo no estoy dispuesta a perderla. ¿Si me la quitan ? Eso es otra cosa. Voy ahora mismo a buscar la conferencia de Charles Percy Snow.

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  3. Querida Chany, tus blogs son sumamente interesantes e informativos.
    Con planteamientos tan científicos y tan bien expuestos que resultan además amenos. Un Abrazo

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  4. Te envié un comentario en este momento pero no lo veo publicado.

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  5. Hoy, 11 de abril de 2018, he leído en la prensa una noticia que guarda relación con la evolución humana. Una investigación de la Universidad de York liderada por el profesor de anatomía Paul O`Higgins y su colaboradora Penny Spikings, arqueóloga paleolítica de la misma universidad, publicada en la revista "Nature Ecology and Evolution", asegura que las cejas son clave para explicar la evolución humana, ya que suponen la dominación en función de su tamaño. La mayor parte de los primates y otros mamíferos también tienen cejas. Los hombres primitivos tenían cejas prominentes y muy pobladas que daban un aspecto feroz.
    Nuestras cejas empezaron a empequeñecer hace 100,000 años, y desde hace 20,000, al pasarlos homínidos de cazadores a recolectores, cambió su estilo de vida y la dieta.
    Hasta ahora se había creído que las cejas tenían como única función proteger los ojos del sudor, de la lluvia y del polvo. A medida que los humanos se fueron haciendo más sociables las cejas se hicieron más movibles , más finas, menos pobladas y podían mostrar simpatía o engaño. Todo ello se tradujo en una mayor comprensión entre las personas.

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